Cuando Maná dice "te lloré todo un río" es una escena que aquí ocurrió a diario por 59 años. Es la antigua Morgue de Maracaibo, en el área de patología forense, en el Núcleo de Salud de la Universidad del Zulia (LUZ), a un costado de la Maternidad Castillo Plaza.
En ese lugar funcionó hasta 2019, cuando se inauguró el SENAMECF, justo al lado de la Delegación del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), en Altos del Sol Amado.
Reunión de los halcones
Para las décadas de los 80, 90 y bien entrado el 2000, el periodista que se respetaba se tomaba el primer café de la mañana en las puertas de la morgue. Había distintos estilos para abordar la jornada laboral, como por ejemplo, el Halcón mayor de sucesos, maestro Heberto Colina Camacho, quien aplicaba varias estrategias:
Se bajaba antes, llegaba a los kioscos, conversaba con las personas en la placita frente a la Maternidad; luego caminaba como alguien cotidiano, se acercaba a conversar, como cualquier curioso. Cuando llegaba a las puertas de la sala de anatomía forense, ya tenía la historia completa de todo lo que había pasado.
Otra manera era llegar directo y apenas bajar lanzaba la pregunta: ¿quiénes son los familiares de fulanito tal? Las personas lastimosas se acercaban y él decía con ceremoniosa sinceridad: "voy a contarles lo que yo sé para que ustedes me cuenten lo que en verdad pasó".
Desde los 80, en esas jardineras se sentaron periodistas como: Heberto Camacho, Vladimiro Durán, Régulo López, Alonso Zambrano, Américo Torres, Jorge Villalobos El Bueno y El Malo, Eduardo Semprún, Alberto Alvarado, Eudis Núñez, Tarquino Díaz, El Chino Briceño, Antonio Bravo, Anderson Quiroz, Fernando Ferrer, Rutilio Reyes, Lilina Naranjo, Dalila García, Angélica Taborda, Bárbara Estanga, Yasmin Rincón, Karla León, Germán Noveli, Daniel Díaz, Madelein Díaz, Carlos Caridad Montero, Cheo Nava y hasta el Padre Vidal Atencio.
Los halcones, o en tono despectivo: los buitres, son una logia que nunca desaparecerá en el oficio del periodismo de sucesos. Tienen sus códigos, jergas, lenguaje secreto y gestual. Se juntan en sectas o grupos; unas veces se enfrentan por tener el "tubazo" (noticia exclusiva) y, en otras, andan en paz, comen, beben y disfrutan del trabajo juntos.
Dos tragedias
Las grandes tribulaciones en Maracaibo resonaron en esa calle. Recordamos:
Accidente del Vuelo 742 de Viasa. 16 de marzo de 1969. Aeropuerto Grano de Oro y sector La Trinidad. Un avión DC-9 se estrelló al despegar. Fallecieron las 84 personas a bordo y 71 personas en tierra, totalizando 155 víctimas fatales. Para la fecha, fue el peor desastre aéreo del mundo.
Caída del Expreso "Expresos Maracaibo". 5 de abril de 1991. Puente General Rafael Urdaneta (PGRU). Un autobús de la línea Expresos Maracaibo (unidad N° 17) cayó al Lago de Maracaibo desde la pila N° 26. A bordo viajaban 59 personas. La tragedia arrojó el saldo trágico de 48 muertes y 11 (o 15, según otras fuentes) sobrevivientes.
En la segunda tragedia, en la Morgue de Maracaibo se agolpaban las camionetas con furgones de la policía, que traían los cadáveres con expresiones de horror y tribulación en sus rostros, heridas en los brazos y manos al intentar romper los vidrios de las ventanas del bus para poder salvarse.
Allí pasó lo peor de la ciudad por más de 50 años. Entre quienes recordamos están: el Dr. Elio Guerra, Villalobos, El Chino, los dos últimos encargados del levantamiento de los cadáveres, grandes aliados de los reporteros.
JC
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