Jueves 20 de noviembre de 2025
Al Dia

En una semana en Maracaibo, José Gregorio Hernández curó un aborto con hemorragia, un caso de difteria y otro de tuberculosis

En 1888, José Gregorio Hernández Cisneros recibe el título de Doctor en Ciencias Médicas en la UCV. Meses después, por distintos motivos llega a la capital zuliana.

En una semana en Maracaibo, José Gregorio Hernández curó un aborto con hemorragia, un caso de difteria y otro de tuberculosis
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El año 1888, marca un punto de inflexión en la vida de José Gregorio Hernández Cisneros. Es el año de la culminación de su etapa de formación académica y el inicio de su carrera profesional, un período de transición crucial que definiría el curso de su legado.

Hernández nació en Isnotú, estado Trujillo, posteriormente estudió en el Colegio Villegas de Caracas, dónde se graduó como Bachiller en Filosofía en 1884. Cuatro años más tarde, el 29 de junio de 1888, alcanzó su hito académico más significativo al obtener el título de Doctor en Ciencias Médicas en la Universidad Central de Venezuela (UCV).

En el libro: Nuestro tío José Gregorio: contribución al estudio de su vida y obra, de Ernesto Hernández Briceño, sobrino del doctor José Gregorio Hernández, se indagan los aspectos más significativos de su vida y se incorporan una infinidad de elementos trascendentales vinculados con su biografía, anécdotas, artículos, cartas, y obras publicadas por el beato. La obra, tiene además un gran valor iconográfico que permite contemplar reproducciones de fotografías en diferentes etapas de la vida del personaje: su infancia, al graduarse de bachiller y luego de doctor.

Según extractos del libro, el 30 de agosto de 1888, el "médico de los pobres" se encontraba en Maracaibo, donde permaneció por una semana. Durante su visita, el Dr. Hernández dejó una clara impresión de la ciudad en una de sus cartas, a la que describió como "muy agradable".

Su estadía no fue de mero turismo. Desde el primer momento, el joven doctor se dedicó a ejercer su vocación, atendiendo casos que reflejaban los desafíos de la salud pública del momento. Entre los casos que trató en la ciudad se encuentran: un paciente con aborto donde la hemorragia no cesaba, un enfermo de disentería y otro con tuberculosis, enfermedades que eran trágicamente comunes y mortales en ese período.

Para esa época, Maracaibo era una ciudad en plena transformación. Lejos de ser un simple puerto, la capital zuliana se había consolidado como un centro vital para la economía y la modernización de Venezuela, un estatus que se manifestaba en cada aspecto cotidiano.

Cabe destacar que la decisión de Hernández de ejercer en Isnotú, un sitio donde las condiciones eran mucho más rudimentarias, es un acto de gran significado. El doctor se movilizaba en ciudades de vanguardia como Caracas y Maracaibo, para dirigirse a la región andina donde la medicina se practicaba sin las herramientas y el conocimiento que él había adquirido.

Este contraste evidencia que su meta principal no era la acumulación de fama o riquezas en una ciudad famosa o vanguardista, sino la aplicación de su conocimiento al servicio de un bien mayor y su contribución para aliviar el sufrimiento de los más necesitados sin distinción alguna.

Noticia Al Día / Arelys Munda

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