Cada diciembre, las familias venezolanas se preparan para dar inicio a una época de amor, alegría, unión, encuentros, costumbres y expresiones propias en cada estado. Los marabinos mantienen en sus hogares la tradición de la representación del nacimiento del Niño Jesús en un pesebre, como imagen de salvación y de amor al mundo.
Este espacio de gran significado espiritual y religioso se plasma en diversas formas, texturas y colores. Cada familia lo hace de forma diferente: algunos son grandes, otros pequeños, solo con los personajes principales y otros con el pueblo de Belén; pero todos con el mismo sentimiento de alegría y fervor religioso.
En Maracaibo, hace 67 años que se le dio vida a esta tradición navideña. El 16 de diciembre de 1958, su creador, Guillermo Cifuentes Montiel, y su esposa, María de La Cruz Gómez, bautizaron su obra "Pesebre de Canchancha", ubicado al norte de Maracaibo.
En una oportunidad, su creador dijo que, desde niño, aprendió este arte de su bisabuela en Nicaragua, quien hacía algo similar: un pesebre abierto a todas las personas. Esta tradición pasó de generación en generación hasta llegar a su hijo Nicanor Cifuentes, un hombre que ha dedicado su vida a esta obra.
Creación única
Todos los años se le añaden nuevos elementos para hacer de esta una creación única. Su construcción está dividida en tres secciones: el pueblo de Belén, la Jerusalén de la época de Jesús y una parte que representa a Venezuela.
Además de las cavernas debajo del pesebre, a las que llaman el "Museo de Jerusalén", cuenta con una réplica en mármol del lugar donde nació Jesús y doce tablillas de cedro con escritos y pasajes bíblicos. Por generaciones, ha sido el altar donde el Zulia reza ante imágenes artesanales y un corazón mariano.
Noticia al Día: Foto: Xiomara Solano
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