Jueves 21 de noviembre de 2024
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Nos metimos en los zapatos de un limpiavidrios

Con vestimenta y zapatos desgastados, con la piel tostada por el característico sol de la capital zuliana, los limpiavidrios se…

Por Pasante1

Nos metimos en los zapatos de un limpiavidrios
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Con vestimenta y zapatos desgastados, con la piel tostada por el característico sol de la capital zuliana, los limpiavidrios se observan por las diversas avenidas de la ciudad, trabajando incansablemente para seguir sobreviviendo. Pero recibiendo muchas veces como respuesta: maltrato, lástima y un profundo y agobiante desprecio.

La mañana del 20 abril, NAD decidió colocarse en el lugar de aquellas personas, que día a día buscan el sustento propio y el de sus familias, peleando con uñas y dientes por seguir respirando; pese a la amarga y desoladora pobreza, esa que puede marchitar, hasta a la más radiante, hermosa y saludable flor.

Un día siendo un limpiavidrios

Con decisión, valentía y la mejor energía, NAD se infiltró en la avenida Fuerzas Armadas de Maracaibo. El periodista agarró los instrumentos, una gorra para cubrirse del inclemente sol, un morral y procedió a meterse en los zapatos de un limpiavidrios.

Periodista limpiando vidrios en la Avenida Fuerzas Armadas. Foto: Juan Porras / Pasante

Sintiendo el sudor rodar por sus mejillas, colarse en sus ojos causándole molestia, el sol golpear su rostro y afectando su visión; enredándose con el manejo del tiempo para limpiar y enfrentándose al desprecio de muchos conductores, de todas las edades y géneros, quienes con total odiosidad y menosprecio le impedían siquiera decir una palabra.

No es necesario maltratar. Foto: Juan Porras / Pasante

¿Qué sentirías si eres insultado, maltratado y humillado, solo por querer ganarte el sustento diario?, eso sin duda alguna se pudo vivir, padecer; y es tan frustrante como doloroso, tanto, que puede ser comparado con caer en un pozo, golpearse y no recibir ayuda, por el contrario, ser atacado más fuerte, hasta tal punto de no tener las energías suficientes para salir.

Así viven cada día estos seres humanos, humildes, fuertes y con todo el coraje y las ganas de no dejarse vencer por las adversidades, por el hambre, por la estructura social en la que lamentablemente nacieron.

Es un trabajo honrado. Foto: Juan Porras / Pasante

No es necesario maltratar

A veces una sonrisa sincera puede ser suficiente, no es necesario agredir, maltratar, humillar, dar algo con mala cara y sintiéndose obligado. Ellos solo piden una colaboración, no exigen un dineral, un billete por más bajo que sea su valor, es valioso y muy necesario, e incluso puede llegar a iluminar el rostro más ensombrecido.

Son seres vivos que merecen respeto. Foto: Juan Porras / Pasante

Se siente bien cuando reaccionas con total sinceridad, solidaridad y las ganas invencibles de ayudar, no con sentimientos negativos, que solo hacen daño.

Cualquier aporte es valioso. Foto: Juan Porras / Pasante

No todos los seres humanos tienen el privilegio de nacer bajo el cuidado de una familia, o con los bienes suficientes para vivir una vida cómoda, no, no es así. Pero quienes gozan de esto, deben agradecer, no juzgar a otros que trabajan dignamente, que solo quieren continuar, con lo poco o mucho que puedan obtener en el día.

Con una sonrisa triste en los labios se despidió de ellos, de aquellos seres vivos, como tú, como todos. Sabiendo, sintiendo lo que sienten laborar de esa manera, con las altas temperaturas, con la fuerte lluvia, con poco, o sin nada en el estómago, pero con la esperanza y el positivismo de resistir y seguir viviendo.

Noticia al Día / Yorgelis Labarca / Pasante

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