Cada 2 de noviembre, se convierte en un puente de fe y memoria, con masiva asistencia a los camposantos para visitar las tumbas de los seres queridos.
El Día de los Fieles Difuntos, transforma los cementerios venezolanos en puntos de encuentro, recuerdo y amor incondicional. La jornada es una profunda celebración del alma y la memoria, un día en que los corazones de las familias se abren para acoger a sus seres amados que han cruzado el umbral.
La afluencia ha sido masiva, especialmente en Maracaibo, donde cientos de personas acudieron a los cementerios con los brazos cargados de flores, en un emotivo y nostálgico homenaje a sus seres queridos.





Reencuentro a lo zuliano: música, charla y chistes
En el occidente del país, el ritual de la memoria se viste de una calidez particular, más allá de la limpieza y la decoración de las bóvedas, el cementerio se convierte en una extensión del hogar.
Una de las prácticas más conmovedoras es la charla íntima y familiar alrededor de la tumba, como si el ser querido siguiera presente. El dolor se aliviana un poco, mientras que las familias se sientan, comparten anécdotas, cuentas chistes y se actualizan sobre sus vidas, reafirmando que la conexión familiar es inquebrantable.





Otros llevaron al camposanto cornetas portátiles, "acompañando" al difunto con su música favorita. Por su parte, aquellos que no pudieron visitar las tumbas, encendieron una vela en su hogar o solicitaron una misa en la iglesia más cercana para que sus seres queridos puedan ser guiados a la luz eterna.



Aunque la celebración venezolana es diferente a la festiva cultura mexicana, la conmemoración es íntima y personal. En Venezuela los familiares y amigos cercanos nunca dejan de visitar y recordar a quienes amaron con el corazón.







Noticia Al Dia / Arelys Munda
Imágenes: Xiomara Solano