Los cumulonimbus son un tipo de nubes de gran desarrollo vertical que se forman cuando una columna de aire cálido y húmedo se eleva en espiral rotatoria.
Estas nubes suelen ser densas y están asociadas con precipitaciones intensas y tormentas eléctricas. Su cima puede alcanzar altitudes de hasta 11 y 12 km, mientras que su base suele encontrarse a menos de 2 km de altura.
La forma de yunque que adoptan los cumulonimbus cuando están plenamente desarrollados es el resultado de la rotación del aire en la atmósfera. Esta forma de yunque se dirige hacia atrás en relación con la dirección del desplazamiento de la tormenta, es decir, a sotavento.
La formación de los cumulonimbus requiere la concurrencia de tres factores: mucha humedad en el ambiente, una masa inestable de aire caliente y una fuente de energía para subir rápidamente esa masa caliente y húmeda. Esta energía puede provenir de la brisa marina, de las laderas de barlovento de las montañas o de una línea de frente frío.
Los cumulonimbus sirven para equilibrar las pequeñas áreas de inestabilidad que se originan por la insolación en la zona intertropical. Además, generan su propia energía por la acumulación de calor en un área mucho más extendida que la propia base del cumulonimbus.
La inestabilidad entre las ráfagas en ascenso y las ráfagas en descenso en el cumulonimbus produce cargas de electricidad estática que se acumulan en la nube. La descarga de esta electricidad causa el relámpago y el trueno.
En resumen, los cumulonimbus son nubes de gran desarrollo vertical que se forman por la elevación en espiral rotatoria de una masa de aire cálido y húmedo. Su forma de yunque está asociada con precipitaciones intensas y tormentas eléctricas. La formación de estas nubes requiere la concurrencia de humedad, inestabilidad y fuentes de energía.
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