Mientras nos dirigimos hacia el Palacio Arzobispal, para entrevistar al presbítero fotógrafo, Silverio Osorio, un recuerdo magno nos pasea por las bellas metáforas leídas en Corintios 3:18, “Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu”…
Y está muy ocupado, como casi siempre, el diligente gerente clerical de nuestra Arquidiócesis de Maracaibo, cuyo nombre me remite a una canción de Javier Solís sobre un torero que, en el caso de nuestro noble hermano sacerdote, puede transformarse en “toero”, dadas las multiplicadas funciones que su misión le consagra: Nueve años como sacerdote. Actualmente, es el Capellán del Hogar Santa Cruz, donde religiosamente preside la Santa Eucaristía, a las siete de la mañana, donde los ancianos son atendidos; regentado por las Hermanitas de los ancianos desamparados de la sociedad, pero amparados por la noble santa figura de San Isidro Labrador.
Más tarde, después de la entrevista, en su blog personal, el Padre Silverio adelantaría los contenidos clave de nuestra entrevista:
“Hola, ¿qué tal? Dios te cuide y te bendiga".
Hoy me han preguntado acerca de mi gusto y pasión por la fotografía y mi realidad de vida Sacerdotal en está vocación o vocaciones que me ha regalado el buen Dios.
Debemos decir que la fe y la fotografía son dos formas de expresar la belleza de la creación de Dios. La fe nos permite contemplar el misterio de su amor, que se revela en la historia de la salvación y en la persona de Jesucristo.
La fotografía nos permite capturar los momentos de gracia, de luz, de color, que reflejan la bondad y la sabiduría del Creador. Ambas nos invitan a ser testigos de su presencia en el mundo y a compartir el don de la vida con los demás.
La encíclica Caritas in Veritate, del Papa Benedicto XVI, relaciona la fe y la fotografía; en ella, el Santo Padre nos recuerda que el desarrollo humano integral tiene que ver con el respeto a la dignidad de cada persona, creada a imagen y semejanza de Dios. Nos dice que "la caridad es luz que da forma y sentido a la verdad" (n. 3) y que "la verdad es luz que da sentido y valor a la caridad" (n. 4). Así, la fe y la fotografía se iluminan mutuamente, pues ambas buscan mostrar el rostro de Dios en el rostro humano… […] Como sacerdote y fotógrafo "aficionado", me siento llamado a vivir esta doble vocación, por así decirlo, con coherencia y generosidad.
Que mi fe se refleje en mis fotografías, y que mis fotografías sean un medio para transmitir mi fe. Que mi ministerio sea una imagen fiel del amor de Dios, y que mi arte sea un servicio a la verdad y a la belleza. Que transmita ese ser Colaborador de la Verdad.
Ser, en definitiva, un instrumento de Dios para iluminar el mundo con su luz. Instrumento de cercanía de los hombres con Dios”.
Hermosa visión la de nuestro guía espiritual, egresado del Seminario Mayor Arquidiocesano Santo Tomás de Aquino luego de un amplio espectro de formación profesional.
De allí lo de “toero”: el niño Silverio Antonio, quien en la escuela Cuatricentenaria del sector Los Estanques, en el barrio Bello Monte, y en los Liceos Públicos “León de Febres Cordero y Dr. Jesús Enrique Lossada, donde recibió el título de técnico medio en contabilidad, y quien trabajó durante una década en una empresa llamada constructora Onica, donde aprendió “a hacer de todo”, desde mecánica y electricidad hasta computación, un día decidió ingresar al Seminario, donde ha proseguido una carrera que hoy lucen igualmente caracterizada por su polivalente apostolado:
““Sacerdote de la Iglesia Católica que peregrina en la Arquidiócesis de Maracaibo, Venezuela. Esforzado en seguir a Jesucristo y serle fiel. Vicecanciller de la Arquidiócesis, Párroco de la Parroquia San Isidro Labrador, Capellan del Hogar Santa Cruz. Aficionado de la Fotografía, Diseño gráfico y de la Escritura”.
La fotografía le viene como un complemento espiritual y de profundo regocijo iluminado. Después de todo, es el arte de la luz.
Primero tuvo una camarita muy modesta, con la que fue aprendiendo… Después de esa, Sony obtuvo la asesoría del maestro fotógrafo José Sanguino, quien junto a otros muy buenos amigos fotógrafos le ayudaron en el uso y manejo fotográfico.
En el 2018, tuvo la oportunidad de viajar a Roma, cumpliendo con su formación sacerdotal y ahí adquirió esa Canon, con la que continúa desarrollando su extensión a través del arte de la luz. La Luz es Dios y Dios es el universo.
Por eso retrata a la luna, a quien compara con nuestra Magna Máter. Silverio es un poeta y la poesía es sacerdocio, según se sabe, por gracia de Dios.
Sus imágenes preferidas han sido registradas en los maravillosos juegos naturales de luces y sombras, ora que ora, en la S. I. Catedral como en la Basílica. En todas partes hay posibilidad de verificar ese concepto de que Dios es Arte.
Así, el muchacho morenito y disciplinado que soñó primero con ser caricaturista, luego guardia nacional, después publicista y educador, que terminó estudiando filosofía y teología, como quien sabe que la Parusía, es decir, el segundo advenimiento de Cristo entre los hombres, podría estar sucediendo ya en cualquiera de esas comunidades muy pobres donde él ha llegado como misionero con el corazón iluminado con el poder omnímodo de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Una forma de mirar a través del ojo de una cámara y saber que todo ese encuadre es reflejo inmarcesible de esa gloria sagrada. Así es una imagen del Padre Silverio…
Noticia al Día
Por Alexis Blanco
Fotos y video: Xiomara Solano