Todavía la tradición de "piropear" se mantiene en Maracaibo, específicamente en la zona comercial. Es una costumbre tan antigua como el mismo hombre y está relacionada con el ser y el sentir de los pueblos latinoamericanos, reconocidos por la galantería representada por el sexo masculino y que hoy en día en nuestra ciudad el modernismo permite que las maracuchas "suelten" también piropos a los pavos que mantienen su físico en el gimnasio
¡Pasá muñeca que pa vos si hay de todo!, ¡Que hermosura, llévate uno que no tiene precio!. Así invitan algunos vendedores a las compradoras "buenotas" que van al Callejón de los Pobres a ver sus productos que están en ofertas en las ventas diarias. "Aquí no hay pa nadie, nomás pavos" le grita Julián el vendedor a una joven que preguntó por el costo de un bluejean en el mercado Las Pulgas.
Estuvimos ahí en ese otro mundo dentro de la ciudad capital, donde la tristeza se confunde con la alegría, el dolor de alguien quien pide para comer, se tropieza con él que busca unos zapatos o cartera de moda, y con el indolente que se acostumbro a ver la miseria en cada esquina de aquel lugar.
Aquí el vendedor comerciante se las ingenia para soportar todo aquello y sobrevivir en el lugar y se distrae en su ambiente con chistes, momentos jocosos y un compartir con el visitante.
¡Diós mi rey.!. ¡papito lindo,! ¡cómo le queda de bien ese bluyín mijo! ¡Como me lo recetó el doctor! . Se le escucha decir a vendedoras de ropa deportiva en las puertas de las tiendas en la zona comercial donde
mujeres y hombres ponen de manifiesto sus gustos con solo seguir con su mirada el paso de una chica exuberante en mini falda, un jean ajustado, una franela ceñida que muestra sus senos en el caso de los maracuchos, y las maracuchas que susurran , ¡Cómo me lo recomendó el doctor! , que pasará en el cielo que están cayendo las estrellas o exclaman ¡papacito! cuando frente a sus ojos pasa un varón que imponente le llama la atención en short y franelilla dejando ver su atlético cuerpo.
Ambos imaginan lo que sentirían con una mirada inquisidora por todos lados de su cuerpo y el interés de ser abordadas o abordados. Para algunos hombres cualquier minifalda o escote es motivo de un comentario sobre la belleza femenina. ¡ Acabo del mundo! dicen mirando una dama.
"Muchacha no caminéis con este sol que los bombones se derriten" , "si así es el Infierno, que me lleve el diablo", "estáis más rica que una cervecita en el desierto" , "Dios mío pa llevar y pa comer aquí", expresiones que casi no se escuchan en el común de la agente y que en el casco central mantienen su vigencia y causan risa entre quienes acuden de compras y observan la manera cómo se expresa el llamado ‘maracucho rajao".
Resulta interesante que todavía la tradición de "piropear" se mantiene, que es una costumbre tan antigua como el mismo hombre y está relacionada con el ser y el sentir de los pueblos latinoamericanos, reconocidos por la galantería de los representantes del sexo masculino.
La historia no relaciona esta práctica con ninguna época ni nación en particular, por lo que es posible que haya sido el mismo Adán el primero en tener un par de comentarios especiales para su inseparable Eva., "Tan rica y dulce como la manzana", "si fueras pecado no tendrías perdón de Dios"! le habría dicho.
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