Un hecho conmovedor ocurrió recientemente en una residencia, donde un niño quedó atrapado solo en un ascensor por varios minutos. Aunque la situación generó preocupación entre vecinos y familiares, lo que más llamó la atención fue la serenidad del menor, quien se mantuvo tranquilo gracias a su fe.
Según testigos, el niño no lloró ni entró en pánico. En cambio, cerró los ojos, juntó sus manos y comenzó a orar en silencio, esperando con paciencia a que el ascensor volviera a funcionar. Al ser rescatado, expresó que “no estaba solo, porque Dios estaba con él”.
El gesto ha sido compartido por la comunidad como ejemplo de fortaleza espiritual y confianza, especialmente en momentos de incertidumbre.
Noticia al Día / La galaxia latinatv
 
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