Tras ingerir alimentos presuntamente envenenados, dos gatos comunitarios del conjunto residencial Kimura, en Los Haticos, murieron. Así lo dio a conocer la presidenta de la fundación Gato Feliz, Saile Devis, en compañía de vecinos de este urbanismo.
El primero de los felinos apareció muerto el pasado miércoles 1 de mayo; se presume que el segundo animal agonizó durante la noche del sábado, por lo cual el cuerpo sin vida fue encontrado en la mañana del domingo, provocando dolor y repudio ante la cobarde acción de segar la vida de seres inocentes e inofensivos.
“Señores, el maltrato animal está penalizado en el Zulia y en Venezuela”, expresó Saile Devis, mientras observaba junto al médico veterinario Eduardo Chourio el cuerpo inerte del gato, en este caso una hembra de las más antiguas de la urbanización.
La presidenta de la fundación Gato Feliz, quien es abogada de profesión, llevará ante las instancias correspondientes este caso para que sea investigado y se apliquen las sanciones a que haya lugar.
Explicó que pueden aplicarse multas tributarias o administrativas a los condominios que toleran este tipo de agresiones y que los responsables directos del maltrato son penalizados.
Agregó que ya se encuentran tras la pista del o los implicados en este lamentable hecho, al tiempo que informó que este domingo en horas de la tarde se realizaría la necropsia a la Viejita, como cariñosamente era conocida la gata envenenada.
“Somos pocas las personas que tenemos sentimientos hacia los animales, hacia la vida. Quienes cometen este tipo de actos no tienen escrúpulos, ni respeto”, expresó Carmen Contreras, proteccionista animal y residente de Kimura.
En las áreas comunes de las 25 torres que componen el conjunto residencial Kimura, habitan más de 40 gatos, que por iniciativa de un grupo de vecinos fueron esterilizados en su totalidad. Es decir, es una población controlada que no representa riesgo alguno; por el contrario, mantienen alejados a roedores y otras alimañas de este sector que colinda con la cañada La Arreaga.
Fanny Reyes R.