Noticia Al Día sostuvo un encuentro con una de las protagonistas de este día solemne. Ella es la maestra Marwuin Quintero quien ejerce desde hace más de 20 años un papel fundamental en nuestra sociedad, enseñar y educar a través del amor a niños llenos de sueños y alegrías.
Con una mirada optimista, llena de esperanza y relata como vive y siente su profesión desde el corazón.
El amor hacia los niños la impulso a estudiar educación en la ilustre Universidad del Zulia. Comenzó su carrera universitaria en la Facultad de Agronomía, pero desde un principio se dio cuenta que no era su fuerte, no sentía una pasión por lo que estudiaba. "Siempre quise estudiar Trabajo Social o Educación con el objetivo de ayudar a los niños. Con perseverancia y constancia logré cambiarme de carrera y allí comienza mi trayectoria como docente, un desafío gratificante al final del día", así lo describe ella.
Cualquier aporte que uno puede realizar en los niños se transforma en gratitud a través de una sonrisa, un abrazo, un gesto o una palabra. Esos detalles son los que verdaderamente marcan y llenan como docente.
"Diariamente me llevo el cariño de los niños, el conocimiento; no solo soy yo la que imparte conocimiento mis alumnos también me enseñan día a día a través de sus cosas, detalles e incluso a través de sus tristezas", relató González.
Ponerse al nivel de los infantes, ser parte de esa niñez genuina es algo incomparable. Cada quien aprende a su ritmo, saber enseñar es fundamental en la vida de cualquier individuo tanto para aquel que absorbe esa enseñanza, como también para el que la otorga. "Es realmente satisfactorio caminar por la calle y que alumnos que recibiste en maternal o en jardín de infancia te recuerden con cariño porque eso significa que dejaste una huella en su vida", aseguro González.
Su vida ha florecido junto a sus tres hijos. " Ser maestra y mamá es exigente sobre todo porque muchos piensan que los niños deben ser superdotados por ser hijos de la maestra, es un estigma en nuestro caso, debido a que son niños y deben pasar por un proceso de aprendizaje igual que el resto. Aunque si hay un compromiso establecido de formación personal" , declaro la docente.
El proceso de educar ha evolucionado, anteriormente era más estricto. Cuando se educaba, funcionaban métodos ortodoxos y retrógrados como los castigos. Hoy, hay mucho más flexibilidad en el proceso de enseñanza y aprendizaje, incluso a la hora de buscar contenido e información. Actualmente, se puede educar de otra manera invitando al niño a que intente hacer las cosas de una manera diferente cuando se equivoca. La importancia radica en que ellos (alumnos) se den cuenta por sí mismos cuando su comportamiento esté mal y puedan aprender de ello; no debe ser capricho de la docente, al contrario es el momento para enseñar las normas y valores al ciudadano del mañana.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Las carencias y los pocos recursos a las que se enfrenta diariamente la han tocado el alma. " Existen carencias de algunos niños, a veces, para asistir a clases; que si tienen sus zapaticos rotos o los traen sin comer porque en su casa no tienen comida. Una vez lo viví, el niño no me rendía y conversando con su mamá me di cuenta que ella no contaba con los recursos y al niño le encantaba venir a clases porque era como un escape que él tenia de la dramática realidad en su hogar", relató González en medio de lágrimas.
En su trayectoria, ha tenido alumnos que de adultos se han dedicado al deporte y son beisbolistas, otros docentes e ingenieros, eso tiene un gran valor para ella. Cada espacio donde el maestro coloca un granito de arena es un desafío constante. Los resultados se verán de acuerdo al amor que le ponga a lo que hace, el reconocimiento se gana con la perseverancia y el amor diario.
En el día del maestro, solo agradece a aquellos héroes que ejercen la labor hermosa de enseñar, a pesar de las dificultades, los maestros siguen allí en pie de lucha, día a día dando lo mejor de ellos. Es una muestra de que aman su profesión, sin dejar a un lado el compromiso que se adquiere a la hora de pisar un salón de clases, es una responsabilidad grande y honorable forjar a los profesionales del futuro.