Lunes 25 de noviembre de 2024
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Once ideas para conversar sobre el Maczul

Por: Alexis Ramón Blanco La convocatoria, formulada por el Centro de Estudios Zulianos, junto con la Biblioteca Pública María Calcaño…

Once ideas para conversar sobre el Maczul
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Por: Alexis Ramón Blanco

La convocatoria, formulada por el Centro de Estudios Zulianos, junto con la Biblioteca Pública María Calcaño y el Acervo Histórico del estado, pautada para las 10 de la mañana de este sábado 25 de noviembre, un conversatorio en homenaje a los 25 años del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, Maczul, representa una regia oportunidad para escuchar ideas y reflexiones acerca de un espacio cultural de insoslayable valor para nuestra región y el país.

Nuestra bienamada decana del buen periodismo cultural en el Zulia Marlene Nava, moderará la plática artística múltiple junto al ilustre panel que la acompañará, integrado por el profesor Evaristo Pérez y el flamante ganador del premio Aica 2023, Jimmy Yánez.

Como invitados especiales estarán los talentosos artistas visuales de la ciudad, radicados en el exterior, Yehoshua Villarreal, Esteban Velásquez Wilhelm, el también ganador del premio Aica 2023 de Investigación Pedro Morales, así como el presidente del Maczul, Jon Aitor Romano.
La invitación destaca el carácter gratuito de la actividad que sería de óptimo interés y perfil espléndido para todos los estudiantes, profesores, galeristas, coleccionistas y público general, interesados en adscribirse al aquí y ahora de una institución que, transcurrido su primer cuarto de siglo, representa un gran símbolo del vigor espiritual de este pueblo. Testigo de excepción durante todo el proceso previo, durante y después de su inauguración y posterior puesta en servicio, Alexis Blanco, colaborador habitual de Noticia al Día, expone un conjunto de once líneas maestras para perfilar una institución que bien pudiera ser la gema principal de su entidad académica matriz, la Universidad del Zulia.

Nuestra hermosa y noble Marlene inicia nuestras once reflexiones. Ella nos escribió:

1
“A finales de los noventa, el Maczul se percibió, era de hecho, como una respuesta a la demanda de salas expositivas que los jóvenes artistas emergentes reclamaban desde calles, estacionamientos y aulas de clase.

Entonces, fue ícono de futuro. Se abrían sus espacios a la innovación, al infinito proceso de renovación y cambio desde todas las perspectivas posibles. Era luz y promesa, abierto al caleidoscopio universal de la cultura y de las artes.

A lo largo de su historia fue testigo de cierto auge cultural en los escenarios de la ciudad y acunó procesos evolutivos de formas y estructuras que hablaban de nuevos lenguajes estéticos. Guardián de tesoros patrimoniales y promotor del conocimiento, llenó sus estancias de luz, de color, de voces, de melodías, de imágenes silentes y hablantes, de interrogantes, rebeliones y sueños. Vivía su infinito canto de este sol. Y fue ícono del presente de la ciudad asomada al nuevo siglo.
Y la ciudad vio apagarse sus luces y abrirse frente a sus salas pasadizos de oscuridad y de abandono. La penumbra lo arropó. Y este es el ícono del pasado.

Hoy, el MACZUL –como buen veinteañero- abre sus puertas a la esperanza con la promesa de una nueva primavera. Y ya luce, al menos, un nuevo rostro, que habla de su puede ser.
Hoy, el Maczul se convierte en el ícono del mañana, el ejemplo de la lucha por la restitución de todas las instituciones degradadas, destruidas o abandonadas. Es una nueva repuesta a una remozada demanda: voluntades para lograr la resurrección, aún en tiempos de sequía…”.

2
La tarde del jueves pasado escribí por vía WhatsApp el siguiente mensaje a mi nunca bien ponderado amigo, director de Cultura de LUZ, también artista arquitecto, Jon Aitor Romano Elórtegui, lo siguiente:

“Esto está muy bien. Supongo ha de interesar el testimonio vivo del periodista que registró toda esta historia, desde el periódico cuyos dueños resultaron decisivos y fundamentales en la construcción del museo, y quien, además, escribió los sendos discursos que leyó don Esteban Pineda Belloso durante las dos grandes cenas que convocó para reunir los fondos para concluir y dotar al museo. El reportero que trabajó muy de cerca con el maestro Manuel Espinoza en esa primera fase, la antológica exposición El infinito canto de este sol. Ese periodista que cubrió, saco y corbata, la inauguración por parte del presidente Rafael Caldera, aquella mañana del lunes 24 de octubre de 1988…”.

3
La rectora Imelda Rincón Finol instigó, auspició, avaló, respaldó y anunció el nacimiento del Maczul. El tubazo lo dio mi bienamada colega Yajaira Hernández en nuestro Panorama: “LUZ construirá un museo de arte”, rezaba el titular. Hasta allá llegó Imelda para convencer a la familia Pineda Belloso de que valía la pena aquel proyecto.

En 1990 se constituyó la Fundación Museo de Arte Contemporáneo del Zulia y se le asignó en comodato un terreno para construir su sede. También las primeras partidas presupuestarias para la elaboración de su diseño, bajo la dirección de Thaís Ferrer y la asesoría de la directora de Planificación Física, Ana María Borjas Rodríguez.

4
La sociedad civil zuliana, liderada por los Pineda y un relevante grupo de familias zulianos, secundó ese milagro gestado desde el seno amoroso y responsable de nuestra insigne Alma Máter. Alguna noche, junto con Sergio Antillano, Oscar González Bogen, Lía Bermúdez y un conjunto de notables, los para ese entonces ministros de Cultura y Educación, José Antonio Abreu y Gustavo Roosen, tomaron juramento a la primera junta directiva. La noche del jueves 7 de septiembre, 1989.
Estuve siempre ahí, con mi grabadora Sony y una libreta negra en la cual solía instar a los artistas a que me dibujasen pequeños apuntes gráficos. Bajo el lema de La Gestión como Filosofía, durante el decimoquinto período rectoral (1 de octubre de 1996 – 30 de septiembre de 2000), bajo la égida de Neuro Villalobos Rincón, se produjo el milagro: Reinauguraron el Teatro Baralt y fundaron la Facultad Experimental de Arte. ¡LUZ!

5
Un ángel erguido llegó a mi estación para brindar por Lou Reed y entonces mencionó alguna discusión "feisbukiana" sobre un asuntillo de una obra dispuesta en mi bienamado Maczul cumpleañero. Entonces recordé unos apuntes ad hoc que les dejó para propiciar reflexiones. Durante la era Manuel Espinoza como director general de la institución, este tema fluyó una y otra vez: ¿Cómo asumir la contemporaneidad en un Museo de Arte Contemporáneo (redundancia cero) proyectado en una ciudad donde, por hartos momentos y "redundantes" instancias, la creación estética aún no trasciende los umbrales de la modernidad?…

6
Les contaba antes que, durante el primero de sus discursos de crowfunding,
don Esteban ("Papá Esteban", lo mentábamos los difuntos Eduardos, Semprún y Fernández, y también yo), él hablaba de las Megatendencias del siglo veintiuno, de los célebres futurólogos, John Naisbitt y Patricia Aburdene, de las cuales todas se han cumplido, como ese conjunto de visiones más científicas que proféticas que marcaron aquella mirada prospectiva que proyectábamos y que hoy, noviembre de 2023, se cumple al dedillo. Le corresponderá a algún colega nuevo periodista (y jaiba) referir la historia de esos 25 años, donde superará la “nobleza obligada”, y se hará justicia a través del indispensable reconocimiento a Mirna Quintero de Velasco y a Lourdes Molero de Cabeza, así como a José Enrique Finol y a esa otra señora de Lourdes, la artista Peñaranda y, ahora, en resiliencia estética, nuestra bienamada Anabelí Verá, cuyo nombre debería ser aplaudido cuando la nombren…

7
El Maczul somos todos. Ojalá el notable artista Gregorio Boscán encuentre el respaldo y apoyo, institucional y plenipotenciario, que le permita al Museo fluir con solvencia. Lo ideal sería constituir una sólida y desinteresada Sociedad de Amigos, allende las selfies y las quimeras de las redes para emular a quienes le echaron bola durante esos primeros años cruciales. Costaba una y parte de otra que Manuel Espinoza dejara de trabajar y trabajar y trabajar para atender a la prensa. Porque, esto con seguridad lo conversarán el sábado, un museo es una entidad viva y pulsante, vibrante y en continuo movimiento. Es una pieza cuántica, un juguete, mejor, ese juego sabio que todos debemos aprender a jugar. Es nuestro gran espacio sui géneris para la armonía y la belleza como fundamentos para una sociedad sana y libre.

8
Celebro tanto haber estado ahí, trabajando como periodista y cómplice. Si se consulta la edición del diario Panorama, al día siguiente, 25, se podrá leer la reseña ad hoc. Y suponemos que en aquel Centro de Investigación de Arte y Creación, Cidac, que también ayudaron a construir Patricia Pineda Hernández y Rafael Gelman, junto con Manuel Espinoza, guardarán los archivos de las páginas centrales dedicadas a la cobertura. En esa misma biblioteca María Calcaño han de estar, sin duda. Yo no puedo acceder desde mi celular a esa información de lujo. Hay que investigar ahí, en esa casa de las bellas artes, nuestro bienamado Maczul.

9
El Maczul fue inaugurado con la exposición El infinito canto de este sol, en la que se recogen ejemplares de arte, historia y cultura del Zulia entre 1780 y 1998. Con unas cuatrocientas obras repartidas a lo largo y ancho de los cinco mil metros cuadrados de la incipiente edificación, y en las que estuvo plasmado el arte de unos doscientos autores: piezas arqueológicas, fotografías, pinturas, esculturas, textiles, material artístico autóctono de los indígenas zulianos, instalaciones vanguardistas y otras expresiones, hasta febrero de 1999.

10
Las ideas instigadoras de aquel primer Plan Maczul configuraban su tenor constitutivo: “Además de la importante labor del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia en lo que se refiere a la investigación, acopio, organización, preservación, valoración, interpretación, difusión y comprensión del patrimonio y los procesos artísticos zulianos, venezolanos y caribeños, la institución cuenta con un extenso abanico de proyectos dirigidos a impactar positivamente la calidad de vida de su comunidad. Talleres, cursos, visitas guiadas, proyecciones cinematográficas, labores de extensión comunitaria y conciertos, son actividades permanentes del museo”.

11
Cierra este ciclo la bienamada maestra sabia de Casa Günther: “El vigesimoquinto aniversario del Museo de Arte Contemporáneo del Zulia pasó en silencio por la atareada ciudad de octubre, ocupada de otras efemérides y celebraciones. Sin bombos y mucho menos fuegos artificiales. En una actitud que evoca aquello de que en la ermita de San Juan de Dios se realizaban misas en la madrugada para que los harapos de los pobres fueran menos visibles en la penumbra.
 Paralelamente, en total silencio, como si fuera a escondidas, se operaba el milagro: la maleza desaparecía, las salas se iluminaban como con cautela, una a una; el agua fluía libremente. Y un oasis abría fisuras a la desolación reinante.
 Vida, pasión y muerte han signado su cuarto de siglo existencial. Pero al MaczuL parece haberle llegado el tiempo de la pascua, con su resurrección. Esto proponemos. Que en cada rincón devastado se siembre este credo como una bandera”.

Alexis Ramón Blanco

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