Cuando nos levantamos en la mañana usualmente lo que hacemos es ir al baño, sin embargo, no siempre nos dirigirnos al lavabo para cepillarnos los dientes y lavarnos la cara, sino que la mayoría de las veces el instinto nos obliga a atender primero las impertinencias de la vejiga, la cual, a la hora del alba, nos suplica que descarguemos el líquido que ha acumulado mientras hemos estado dormidos.
Una vez que hemos dejado caer el orín nos despreocupamos por ver qué color tiene. Mucho menos nos ocupamos de afinar nuestra nariz para percibir su olor. Simplemente accionamos la manivela del sanitario y zúas, allá va la primera micción del día confundida en el torbellino de agua que cae en las mefíticas profundidades de la cañería.
Así lo hacemos todos los días sin advertir que el orín, por ejemplo, pudo haber salido hoy de pronto con un color muy amarillo y expeliendo un olor intenso, fuera de lo normal, casi como el amoniaco. Y es aquí cuando nos alarmamos y al mismo tiempo entramos en dudas, porque, lo primero que nos preguntamos, es si ayer nuestra orina tenía la misma coloración y olor. Creemos que no, pero ¿Cómo saberlo si estábamos tan dormido, o salimos tan presurosos de nuestra casa, que no nos dio tiempo ni de desayunar, mucho menos detenernos para ver el color o sentir el olor de nuestro propio orín…?
Muchas veces podemos adelantarnos a los efectos silentes que produce una enfermedad, sobre todo cuando éstas se manifiestan a través de la excreta diaria del orín. Cuando ocurre un evento de esta naturaleza lo primero que debemos hacer es acudir inmediatamente al médico, pues esos indicios raros en nuestra orina, que no son frecuentes, especialmente si sucede durante más uno o dos días seguidos, hay que atenderlos de inmediato.
LA VIDA EN UNA MICCION
Durante la Edad Media los médicos creían que podían diagnosticar enfermedades con sólo sostener un frasco con la orina del paciente ante la luz, así la estudiaban y decían qué tenía y cómo tratarlo. Los antiguos médicos incluso olían y hasta se atrevían a sorber un poco de orina para probar su sabor, y con eso diagnosticaban.
Hoy no llegamos a esos extremos porque desde hace mucho tiempo se sabe que nuestra orina normalmente es de color ámbar. También conocemos que cuando ella adquiere una coloración oscura significa que está muy concentrada y, cuando su color es muy claro, puede indicar que está muy diluida. Asimismo, está determinado que cuando la orina no es inodora, tiene aroma y éste depende de la dieta, por lo tanto, cuando el individuo está tomando algún fármaco influye en su olor.
Por lo general atribuimos como causas de un color y olor extraño de la orina a las infecciones. Tal suposición por lo general no deja de tener asidero, sin embargo, algunos alimentos también suelen alteran el olor o color del orín, como son los casos de la remolacha y los espárragos, por ejemplo, los cuales desprenden un olor que por norma general es bastante fuerte, pero que son fáciles de controlar pues con prescindir su consumo durante unos días se descarta que ese sean foco de un problema serio.
Igual ocurre cuando consumimos moras o ciertos colorantes de alimentos. En estos casos la orina se torna opaca o de color rosado, rojo o marrón, y hasta puede ser también un efecto secundario un medicamento. Cuando nos debemos preocupar es cuando la orina adquiere una coloración opaca, oscura o turbia y un olor bastante desagradable, pues, cuando esto ocurre, existe la posibilidad de que estamos frente a una infección en el tracto urinario.
La orina clara y de color marrón oscuro es característica de un trastorno hepático, como la hepatitis viral aguda o la cirrosis. También es característica de un trastorno en el tracto urinario o de otras enfermedades como cistitis, agrandamiento de la próstata, cáncer de riñón, tumor en la vejiga, tuberculosis, cálculos en la vejiga, infección renal, tumor de Wilms (en los niños) o hipernefroma.
La anemia hemolítica también puede hacer que la orina tome colores que no son los más comunes. La coloración puede también presentarse después de un trauma renal o del tracto urinario. Una orina amarilla oscura o anaranjada puede ser producida por el uso reciente de laxantes o por el consumo de complejos vitamina D o caroteno.
El virus de la hepatitis B (VHB), causante de esa enfermedad, es una amenaza silente. Quien esté infectado probablemente lo ignore. Pueden pasar meses hasta que se manifieste los primeros síntomas de la infección. Y adivinen cuáles son: cansancio, nauseas, pérdida de apetito y… orina de color oscuro.
TIPS PARA ESTAR ALERTA
– En las mujeres, puede parecer que hay sangre en la orina cuando en realidad proviene de la vagina, mientras que en los hombres lo que se puede tomar erróneamente por sangrado urinario, algunas veces, es una eyaculación sanguinolenta, usualmente debido a un problema de próstata.
– La coloración producida por ciertas drogas, la remolacha u otros alimentos puede simular la presencia de sangre en la orina.
– Puede que la sangre no se vea en la orina. En algunos casos, se puede encontrar microscópicamente cuando el médico revisa la orina durante un examen de rutina. El médico le dará seguimiento a este problema para ver si persiste e identificar la causa.
– Cuando la sangre es visible a simple vista, se necesita siempre una evaluación pronta y exhaustiva. La hospitalización en los niños es necesaria frecuentemente para completar el tratamiento.
– Existen muchas causas potenciales para la presencia de sangre en la orina. Con frecuencia, la orina sanguinolenta deriva de un problema en los riñones o alguna otra parte de las vías urinarias. Si los riñones, las vías urinarias, la próstata y los genitales resultan estar bien, el médico puede verificar si existe un trastorno hemorrágico.
