Jueves 04 de diciembre de 2025
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¿Sabes dónde está la placita del poeta Andrés Eloy Blanco?

"Lo que hay que hacer es y no decir que se es bueno ni que se es malo, lo que hay que hacer es en el ser humano, lo que hay que hacer es alumbrarse ojos y manos y corazón y cabeza y después ir alumbrando".

¿Sabes dónde está la placita del poeta Andrés Eloy Blanco?
Dónde está la placita de Andrés Eloy Blamco?
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Maracaibo tierra de poetas no podía dejar pasar tener un espacio para honrrar la memoria del mas grande poeta venezolano: Andrés Eloy Blanco. ¿Sabes dónde está la placita del inmenso cumanés?. Con tiernos cuidados el espacio para el juglar se encuentra frente a la sede de la Secretaria de Cultura del Estado Zulia, a pocos pasos de la escultura de La indio Isabel, quien fue la amada esposa del conquistador, Alonso de Ojeda.

En un pedestal está el busto de Andrés Eloy Blanco con una placa donde se lee:

"Lo que hay que hacer es mejor y no decir que se es bueno ni que se es malo, lo que hay que hacer es amar lo libre en el ser humano, lo que hay que hacer es saber, alumbrarse ojos y manos y corazón y cabeza y después ir alumbrando".

Andrés Eloy Blanco (1896 – 1955)

La internet nos presenta esta reseña biográfica:

El juglar y el soñador de Venezuela: Andrés Eloy Blanco

Andrés Eloy Blanco Meaño nació en Cumaná, estado Sucre, en 1896, una tierra que le regaló el rumor del mar Caribe y la brisa salada que impregnó su poesía.

Origen: La sal y el canto de Cumaná

Su juventud estuvo marcada por un ambiente intelectual y una precoz habilidad para el verso. La poesía no era para él una mera afición, sino una necesidad vital, como respirar el aire de su costa oriental. Su estilo se distinguió por una melancolía suave mezclada con un humor criollo y un dominio magistral del lenguaje popular. Se le veía como un juglar moderno, capaz de recitar versos que igualaban la ternura de una madre que el lamento de un preso.

Color Descriptivo: Imagina sus poemas como un óleo donde el azul profundo del mar cumanés se mezcla con el rojo encendido de los atardeceres llaneros, todo salpicado por el brillo plateado de las lágrimas y la risa.

El abogado y el fuego político

Aunque su corazón latía al ritmo del pentagrama poético, su mente se dedicó al derecho. Se graduó de abogado en la Universidad Central de Venezuela, pero su vida profesional fue rápidamente eclipsada por el torbellino político.

En los años oscuros de la dictadura de Juan Vicente Gómez, Andrés Eloy no se quedó en la torre de marfil del poeta. Se sumergió en la lucha, convirtiéndose en una figura clave de la Generación del 28, el grupo estudiantil que osó desafiar al tirano.

La prisión: La tinta en la oscuridad

Su compromiso le costó caro. Fue encarcelado y pasó años en las prisiones más temidas del país, como el Castillo de Puerto Cabello.

Color Descriptivo: La prisión, en lugar de apagar su luz, la concentró. Su experiencia en las celdas es una paleta de gris cemento y negro noche, pero de ese ambiente brotaron poemas de una blancura y esperanza inquebrantables. El dolor del encierro se transformó en versos que eran una ventana abierta a la libertad, como su famoso "Canto al Orinoco".

La cima política: El ministro y el parlamentario

Con la caída de la dictadura, Andrés Eloy Blanco escaló a la cima del poder democrático. Fue una de las voces más respetadas en la Asamblea Nacional Constituyente de 1946 y llegó a ocupar el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores (1947-1948). En el Parlamento, sus discursos no eran solo argumentos; eran piezas literarias, afiladas con ingenio y coronadas con pasión.

El exilio y el silencio final

Lamentablemente, la democracia fue breve. Tras el golpe militar de 1948, el poeta fue perseguido y forzado al exilio, primero en Cuba y luego en México. Este fue su capítulo más amargo.

Color Descriptivo: El exilio fue un lienzo de ocre y soledad, la sensación de un hombre despojado de su tierra, escuchando solo el eco de sus versos. Su voz se hizo más tenue, pero su obra literaria continuó madurando, cargada de la nostalgia por la Venezuela que había soñado.

Andrés Eloy Blanco falleció en Ciudad de México en 1955, sin haber podido regresar a su amada patria. Hoy, es recordado no solo como el autor de "El Limonero del Jubileo" y "Píntame Angelitos Negros", sino como el hombre que demostró que la pluma puede ser tan poderosa como la espada en la defensa de la justicia y la belleza.

Con recursos de internet

JC

Noticia al Día

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