Domingo 12 de octubre de 2025
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Cristo de Aranza: Donde nació la fe en Maracaibo

Este lugar es una reliquia viva que resguarda las raíces más profundas de la cristiandad

Cristo de Aranza: Donde nació la fe en Maracaibo
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En el corazón de Maracaibo, una ciudad de fervor y tradición, se alza un monumento de fe que desafía al tiempo: la Capilla Cristo de Aranza. Más que un simple edificio, este lugar es una reliquia viva que resguarda las raíces más profundas de la cristiandad en la región, un testimonio inquebrantable de historia y devoción.

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Su leyenda se entrelaza con las aguas del Lago de Maracaibo. Se cuenta que hace más de 450 años, la imagen de un Cristo de Aranza llegó a estas costas a bordo de un galeón español que naufragó.

La imagen, rescatada de las profundidades, se convirtió en el punto focal de una devoción que, con el paso de los años, demandaría un lugar sagrado.

Se cree que la primera estructura, construida en 1535, fue un humilde oratorio de palmas y paja, el más antiguo de la ciudad. Esta primitiva capilla, edificada por indígenas de la Misión, sentó las bases de lo que hoy es un símbolo de Maracaibo.

Su historia es una crónica de perseverancia, pues ha sido testigo de los vaivenes del tiempo. Fue restaurada en 1813 por José Díaz Varela y, durante la Guerra de Independencia, sirvió como depósito de armas y uniformes, una dualidad que demuestra su rol central en la vida de la comunidad.

El paso por esta capilla es un viaje a través de los siglos. Sus muros, que hoy se erigen con una planta rectangular y una sola nave, han custodiado secretos y memorias de generaciones. Al caminar por su interior, se encuentran tumbas centenarias, como la de la familia Guruceaga, antiguos propietarios de las tierras, y la de fray Maximiano de Finestra.

Un púlpito de madera, un armonio y la partitura de la gaita más antigua conocida, "San Sebastián", son tesoros invaluables que resuenan con la historia de la fe y la cultura zuliana.

La capilla, declarada Monumento Nacional en 1960, fue objeto de una importante restauración en 1969 por el arquitecto Graziano Gasparini.

Hoy, con su fachada simple y elegante, una puerta de doble hoja original de la época y sus campanas en el frontón, la iglesia de Cristo de Aranza se mantiene como un faro de la fe, un lugar donde el pasado y el presente se encuentran para honrar una devoción que nació en las costas de un lago y se arraigó en el corazón de una ciudad.

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