Desde temprano se ven los gordos maracuchos como abejas en los mostradores esperando por el desayuno más típico de la ciudad: pastelitos, empanadas y tequeños, una experiencia ¡a otro nivel! Piden y devoran con apetito, con un sublime deleite de los sentidos.
Los hay de carne mechada, pizza, papa con queso, carne molida, lomo negro, con maíz y ricotta; es larga la lista de sabores y texturas. Están las fritangas, que son las preferidas, las más buscadas y, para las nuevas exigencias, aquellos que son horneados y con harina integral.
Cuando recorres Maracaibo antes de las 8 de la mañana puedes ver estos establecimientos con sus rutinarios y consecuentes clientes. Los hay acogedores con taburetes y tolditos, algunos muy cómodos, como también otros toscos, de poco acabado, porque hay quienes gustan comer de pie como si la incomodidad añadiera una sazón superior a la pieza.
A lo largo de los años, ha habido establecimientos de fritangas connotados como: Fraila, La Macandona. Más recientes se han convertido en verdaderos templos para comer sin restricciones, a todo placer: Pastelitos Monserratte, Edwards y Pastelitos Pipo.
Visitamos uno de esos lugares, lo que se conoció como Pastelitos Pipo de 1.º de Mayo, donde el calor, el sentir maracucho resalta.
¡A mí de carne mechada! ¡Papa con queso!, "no te olvidéis de la maltica que estoy atorando, mijo", se escucha en esos lugares donde se repiten las bromas, los chistes del día, las noticias, porque en Maracaibo comerse un pastelito es algo que envuelve todo nuestro sentir, vivir y parecer.
JC







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