Víctor Álvarez R. / @victoralvarezr
La Administración Trump le dio a Maduro un ultimátum: si no entrega el poder habrá ataques por tierra y una operación quirúrgica para su captura y la de sus principales colaboradores. Pero sin protección ni garantías de no persecución, Maduro no entregará el poder y así no habrá una solución pacífica del conflicto venezolano.
Nicolás Maduro confirmo la conversación telefónica con Donald Trump. Fue una conversación respetuosa y hasta cordial, dijo Maduro, mientras que para Trump no fue ni buena ni mala. Al no lograr que Maduro entregue el poder, Trump lanzó otro jaque con la advertencia sobre el uso del espacio aéreo venezolano, pero no habrá jaque mate y explicaremos por qué.
Los servicios de inteligencia de EEUU deben haber informado a Trump sobre los efectos contraproducentes que ha generado en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) la narrativa del Cártel de los Soles (CDS) que acusa a los generales venezolanos de formar parte de una supuesta red de narcoterrotistas que invade con drogas a los EEUU. Este relato es recibido por los jefes militares como una peligrosa amenaza y temen que un cambio de régimen desemboque en una persecución y purga en la FANB que llevaría a la cárcel a los generales que han desempeñado cargos en el Alto Mando Militar, razón por la cual la FANB se mantiene unida, respaldando a Maduro para que resista y no se rinda.
La alianza cívico-militar-policial que sostiene a Maduro también se siente amenazada de ser perseguida, enjuiciada y encarcelada, y por eso se mantiene muy cohesionada, no hay deserciones de militares, ni de diputados, ni de gobernadores ni alcaldes chavistas que huyan del país o se refugien en embajadas exigiendo a Maduro que renuncie. El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el Alto Mando de la FANB, los gobernadores y alcaldes, se mantienen unidos porque temen que, si cae Maduro, todos ellos también serán perseguidos. Por eso, lejos de presionar a Maduro para que renuncie, más bien lo presionan para que resista.
En el chavismo la moral interna se percibe alta, con un espíritu de resistencia heroica antiimperialista que los alienta y mantiene unidos. Esta disposición a resistir se sustenta y apoya en la posición de fuerza que todavía mantiene el chavismo al controlar la FANB, la milicia armada, los colectivos paramilitares, 23 de 24 gobernaciones y 285 de 335 alcaldías del país, lo cual les permite controlar el territorio nacional y hacer muy compleja y difícil una eventual incursión, ocupación o invasión de EEUU.
Los servicios de inteligencia de EEUU también deben haber informado a Trump de la unidad interna que prevalece en el chavismo y esto explica por qué se han demorado tanto los anunciados ataques. Estos conllevan el riesgo de desatar una espiral de violencia y destrucción en Venezuela, con sabotajes a oleoductos, tanques y muelles petroleros para impedir que EEUU logre su objetivo de controlar las reservas de hidrocarburos y los recursos mineros del país.
Si Trump ataca militarmente, quedará como un guerrerista que hundió a Venezuela en una ola de violencia y convirtió a la región en una zona de conflicto. Y si a pesar de los ataques Maduro sobrevive y se mantiene en el poder, Trump quedará como el fracasado bravucón al que le perderán el miedo y el respeto, recibirá el voto castigo del 70% de estadounidenses que se oponen a una guerra contra Venezuela, y esto llevará a los Republicanos a perder las elecciones a mitad de período. Debido al alto costo político-electoral que le puede generar, Trump no quiere faltar a su promesa electoral de no meter a EEUU en otra guerra.
Maduro no se va a entregar ni dejar capturar para sufrir la humillación y vergüenza de ser exhibido con un uniforme naranja, tal como hicieron con Manuel Noriega, preferirá inmolarse y pasar a la historia como un mártir al estilo de Salvador Allende. Sí los ataques militares por tierra anunciados por Trump no logran dividir la alianza cívico-militar-policial y al finalizar los ataques el chavismo aún se mantiene en el poder, entonces Maduro se erigirá como el héroe de la resistencia antiimperialista y Trump quedará como un fracasado en su empeño por forzar un cambio de régimen.
Ante ese riesgo, Trump lo que necesita es demostrar que el costoso despliegue militar frente a las costas venezolanas finalmente sirvió para lograr una solución política y pacífica del conflicto venezolano sin disparar un solo misil. En vez de forzar un cambio de régimen por la vía violenta, Trump puede hace valer su poder e influencia y presentarle al gobierno y oposición un marco general para que ambos se sienten en la mesa a negociar las condiciones para convocar una nueva elección presidencial, con base en lo que establece la Constitución venezolana cuando el presidente renuncia antes de cumplirse el cuarto año del mandato presidencial y se deben convocar elecciones en los 30 días siguientes.
Para hacer creíble la convocatoria de unas elecciones limpias y transparentes, el acuerdo incluiría la designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral, la renovación de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia que resuelve las controversias electorales, y la Observación Electoral Internacional calificada. De esta forma, Trump podría quedar como un pacificador que acumula méritos para ganar el Premio Nóbel de la Paz que tanto desea.
Para sentarse a fumar la pipa de la paz con Trump, Maduro puede ofrecer otros incentivos. En materia de lucha contra las drogas, puede acordar la reactivación del acuerdo con la DEA y certificar que Venezuela es un territorio libre de cultivos ilícitos y de laboratorios para fabricar drogas ilegales. En materia de migración, tomando en cuenta que el retorno de 500.000 migrantes venezolanos a razón de un vuelo diario con 200 migrantes requeriría 2.500 vuelos y demoraría 6 años, Maduro le puede ofrecer a Trump el retorno de 3.000 migrantes por cada viaje en barco, lo cual reduciría el esfuerzo a poco más de 150 viajes y así Trump podría mostrar significativos avances en su política migratoria antes de que termine su mandato.
Sin lugar a dudas, aunque Trump lance otro jaque, no ordenará los riesgosos ataques para forzar un incierto jaque mate y preferirá explorar el margen que todavía hay para una lograr una solución negociada y pacífica del conflicto venezolano.