El sol es una fuente inagotable de energía y de vida. Sin él y sin agua, la existencia de todo ser viviente no sería posible en nuestro extraordinario planeta azul que, quizás por vanidad o ignorancia, a alguien se le ocurrió llamarlo Tierra, cuando debería llamarse planeta Agua…
Pero, más allá del sol, hay una verdad irrefutable: ya nuestro hogar en el Cosmos no resiste más acciones humanas reactivas, en función de soluciones a problemas tangibles o inmediatos. Nuestra existencia depende cada día más de nuestra capacidad de prevenir, de ver venir los acontecimientos antes de que acontezcan. Una suerte de ajedrez prospectivo que nos enfrenta al increíble desafío de vencer un destino incierto, producto del antropocentrismo.
Es momento de entender que no estamos en la cima, sino que somos parte del ecosistema.
En esta Venezuela Verde que proyectamos en La Ruta del Sol y otras vías alternas, queremos hacer un aporte a las políticas públicas sobre el esquema de energía alternativa que ya están establecidas por el Gobierno Bolivariano, partiendo de una verdad irrefutable: No podemos mezclar el uso racional y eficiente de la energía con las energías alternativas. Por el contrario, los sistemas fotovoltaicos y la generación eólica impulsan y motivan el consumo y van en contra de la política de ahorro energético. Con estas palabras lapidarias, el ingeniero Francisco Quintero, asesor en energías alternas, refiere tajantemente que ahorro energético es diferente a energía alternativa.
¿Hacia un nuevo Ministerio?
No debemos encasillar la energía alternativa para convertirla exclusivamente en energía eléctrica como producto final, porque la energía limpia es mucho más que eso. Dada su versatilidad e importancia capital, por qué no pensar en un Ministerio del Poder Popular para la Energía Alternativa, destinado a la promoción, aplicación, uso y fomento de la energía alternativa, así como su uso racional y eficiente. Esta propuesta abarca todos sus radios de acción: suministro eléctrico, generación de productos, trabajo humano, cargas térmicas, generación de confort, estudios del consumo alimenticio: cuántas kilo calorías consume el ser humano, y estudios sobre cuánto calor libera la atmósfera. Todo un caleidoscopio de áreas que nos permitiría ver con mayor claridad el futuro que estamos construyendo.
Y es que la radiación solar en La Guajira no es la misma que en Maracaibo, como tampoco lo es en San Francisco, La Cañada, Potreritos, o Mérida. De hecho, ya existe el mapa eólico solar que establece cuál es la temperatura promedio para cada una de las regiones. “Toda la región, de los 1848 kilómetros que tiene la línea del Guri hasta el Zulia, están estudiados y medidos en watts. El mapa está avanzado en un 60%, quedando pendientes las conclusiones. Dichas conclusiones las tiene el Gobierno Nacional”, refiere Quintero.
Riecito lleno de sol
Partiendo de la premisa que es el sol la chispa que motiva al resto de las energías alternativas, y del necesario equilibrio que se impone para abordar este tema con absoluta responsabilidad, es bueno que hablemos del poder de la energía eólica, puesto que la solar no es la única ni la que realmente va más adelante dentro de las tecnologías.
La energía eólica es capaz de tener, según mediciones hechas por venezolanos, un factor de producción de 48% de energía medible. La solar no llega a ese valor porque depende de las radiaciones que inciden sobre este espacio y los paralelos y las latitudes del mundo. En Maracaibo, por ejemplo, tenemos 5 watts por m2. Pero en La Guajira tenemos 7.5 watts por m2. En Los Roques, a su vez, se han medido 9.8 watts por m2.
Pero lo verdaderamente sorprendente es que en el estado Trujillo, que por cierto forma parte de la Cuenca del Lago de Maracaibo, hay un sector llamado Riecito en el cual se han medido 10.8 watts por m2.
A una altura de 3 mil 100 metros!
¿Increíble, verdad?
Y lo que nos falta por descubrir sobre este tema y esta tierra fascinante…
Sigue en la Ruta.
Nos vemos en la vía!
Mariela Quintero Leal/Opinión