Viernes 07 de febrero de 2025
Opinión

La “Riviera” de Gaza (Nirso Varela)

Gaza es más un amasijo de calamidades que otra cosa. En lo físico, es una montaña de escombros, edificios destruidos,…

La “Riviera” de Gaza (Nirso Varela)
La “Riviera” de Gaza (Nirso Varela)
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Gaza es más un amasijo de calamidades que otra cosa. En lo físico, es una montaña de escombros, edificios destruidos, desiertos inertes, playas oscuras y silenciadas, sin ningún dejo de vitalidad. En lo cultural (en la cúspide de la civilización), Gaza es un campo de batalla candente, un reguero de cadáveres insepultos, amputados y en descomposición; un cementerio a flor de piel, un vestigio del pasado reciente en cuya superficie, alguna vez cundió la vida, y en su subsuelo, construían túneles para la muerte y la destrucción.  La franja bíblica, histórica y milenaria, es ahora un proyecto turístico, un “resort” para el mundo, “La Riviera de Oriente Próximo”.

 Lo primero que salta a la vista es la depauperación de los escrúpulos humanos. Hasta qué punto se disipan o se transforman los sentimientos tras el engreimiento de algunos hombres por el influjo del poder, y, sobre todo, por la superioridad que creen poseer sobre los demás seres, que igual a ellos, quiéranlo o no, respiran y defecan.

Los “otros” o “aquellos”, que dados los códigos de pureza étnica y racial que se han inventado, no son ni serán jamás sus semejantes (solo bípedos con apariencia humana, según acotan en el País de España). Ellos los supremacistas, son los herederos, los divinizados, elegidos por la providencia para dominar el mundo desde que el “homo sapiens” llegó transitando los caminos de la evolución.

Todas las opciones conducen al infierno. El territorio de Gaza ha sufrido eventos catastróficos extremos causados por los bombardeos israelitas, que hoy la hacen invivible para sus habitantes. Pero nadie puede negarles el derecho de sepultar sus muertos y reconstruir sus tierras. El problema está en que, en vuelta de diez o quince años, la construcción de túneles con fines militares terrorista, hayan superado la edificación de infraestructuras funcionales y Gaza se convierta otra vez en una amenaza para Israel y el planeta.

Es innegable que el ataque terrorista de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023, es uno de los hechos más abominables y catastróficos de los últimos siglos. Todavía hoy, Hamás mantiene como rehenes personas secuestradas incluyendo recién nacidos. Es comparable al ataque de las torres de Nueva York en septiembre 2021, al holocausto judío durante la segunda guerra mundial, al ataque de Pearl Harbol en Hawái por Japón en 1941, o el constante bombardeo ruso contra zonas residenciales de Ucrania que destruye escuelas y asesina niños. Todos guardan en común haber sido ataques brutales, cobardes, traicioneros, irresponsable e injustificados, perpetrados por dirigentes desquiciados, extremistas y obnubilados por las ansias de venganza y de conquista.

¿Se convertirá la milenaria, bíblica e histórica Gaza en un resort para multimillonarios, o volverá a ser asiento subterráneo de terroristas?

¿Será que dos millones y medio de palestinos se nieguen a ser “reasentados” en Jordania y Egipto y se aventuren a tocar las fronteras norte de México en busca del sueño americano?

¿Los recibirá en su inmenso territorio Irán, en obsequio a los buenos servicio de Hamás en Gaza y Hezbolá en el Líbano contra Israel?

¿O el mundo verá algún día dos Estados, judío y palestino, conviviendo en paz y sin inherencia de intenciones oscuras de parte y parte?

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