Miércoles 18 de diciembre de 2024
Opinión

La energía que trabaja en silencio (Mariela Quintero Leal)

Con el Astro Rey como la chispa que motiva al resto de las energías alternativas, doy inicio a mi nueva…

La energía que trabaja en silencio (Mariela Quintero Leal)
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Con el Astro Rey como la chispa que motiva al resto de las energías alternativas, doy inicio a mi nueva columna de divulgación científica y ejercicios de imaginación prospectiva: La Ruta del Sol y otras Vías Alternas. Este es mi aporte ciudadano, como madre, periodista de investigación, experta en Turismo y ambientalista, para la comprensión y uso de las fuentes de energía renovables, tan necesarias en un mundo cada vez más escaso de recursos. En la Nueva Era de post pandemia, este es un acto de resistencia cultural. Me mueve la esperanza de hacer un aporte a los esfuerzos en todos los niveles: Estadal, empresarial, ciudadano, contando con la asesoría de expertos y la sabiduría de personas de todas las edades: adultos mayores y ese fuego que arde en la juventud.

Hagamos historia


Desde tiempos ancestrales, los seres humanos comenzamos a utilizar nuestro ingenio para aprovechar la energía presente en la naturaleza para hacer más cómoda nuestra existencia.
Controlamos el fuego y utilizamos la combustión para hacer uso de la energía solar captada por las plantas por medio de la fotosíntesis.

Con el fuego, aprovechamos la energía térmica liberada al quemar los vegetales secos para calentarnos en las horas de frío en los climas adversos, para hacer más digeribles los alimentos, generar luz y modificar la naturaleza de los materiales que teníamos a nuestra disposición, como la fundición de metales.

Con el paso del tiempo, aprendimos a utilizar la energía del agua y del aire en movimiento para realizar tareas que durante mucho tiempo requerían del agotador trabajo de seres humanos o animales domésticos. Así, en las cercanías de los ríos se construyeron molinos que, mediante ruedas o norias, captaban la energía hidráulica para trillar el trigo y otros granos. Y cuando no había corrientes de agua con suficiente fuerza, como en las planicies de La Mancha Española -¿cómo no recordar a El Quijote?- o en las tierras de los Países Bajos, inventamos los molinos de viento para aprovechar la energía eólica de las corrientes de aire.

Es menester recordar que la energía química almacenada en los tejidos vegetales tiene su origen, mediante la fotosíntesis, en la energía solar. Luego, nutre a los seres humanos mediante el consumo directo de vegetales, o indirectamente al consumir alimentos de origen animal.

La energía hidráulica derivada del agua que se desplaza de las partes altas hacia el mar es consecuencia del ciclo hidrológico que se inicia cuando la energía solar evapora el agua de mares, lagos, ríos y otros depósitos superficiales. Al condensarse en la atmósfera, este vapor regresa a la superficie en forma de lluvia o nieve. También la energía solar, al calentar de manera desigual la superficie de planeta, produce las corrientes de aire cuya energía eólica resulta aprovechable.

El ingeniero Francisco Quintero, primer y único vicepresidente de Energías Alternativas, primer Gerente Nacional en Energías Alternativas y primer Subcomisionado de Fuentes Alternas de Enelven, talento zuliano activo en tierra venezolana, afirma: “La energía eólica se basa en ese calentamiento que nos da el sol, el cual hace más ligero el viento, y lo hace moverse con mayor velocidad.

Igualmente, cuando el sol se despega un poco más de la Tierra, la luna ocupa su espacio y hace que las mareas comiencen a moverse. Esas mareas hacen que exista una atmósfera muy densa o poco densa que se activa, al fin y al cabo, gracias a la energía solar. La luna y el propio movimiento de rotación de la Tierra sobre su propio eje, ponen a funcionar los vientos. Pero la verdad más pura, científicamente hablando, es el cambio de densidades, el intercambio iónico de cada uno de los elementos químicos que hacen que la Tierra se estabilice y flote en el infinito Universo”.
Fascinante, verdad?

Nos vemos en la vía alterna!

Mariela Quintero Leal/Articulista NAD

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