Aunque parezca increíble en Maracaibo hay temor a los árboles y en muchos casos le tienen terror a que las matas crezcan en las vías públicas.
La muy sencilla la razón que aducen los residentes es “que detrás de los árboles podrían esconderse los delincuentes” y ese increíble argumento sacado quizás de “aunque usted no lo crea” les sirve para no dejarlos crecer y aquellos que surgen sencillamente los podan o cortan de raíz.
Tengo un vecino que al ver subir una rama saca las tenazas para cortarlo y es muy, pero muy lamentable esta escena que se repite en urbanizaciones y barrios.
Y lo hacen de una forma libre y descarada porque las autoridades no intervienen para frenarlos en su empeño de ir marcha con la arborización de la ciudad ni hacen nada para evitar esta masacre ecológica silenciosa que atenta contra el ambiente, las ciudades y la propia gente.
La Organización Mundial de la Salud sostiene que se necesita, al menos, un árbol por cada tres habitantes para respirar un mejor aire en las ciudades y un mínimo de entre 10 y 15 metros cuadrados de zona verde por habitante, pero en Maracaibo desaparecieron prácticamente las zonas verdes porque las mismas escasean. Todo es un peladero.
La segunda ciudad del país es, a su vez, una de las urbes más calurosas de Venezuela y los programas de arborización que han existido han dado saltos en el tiempo y en las gestiones. Hoy día, nada sucede.
Uno de ellos, y hay que decirlo, y que lo ha apoyado firmemente ha sido el gobernador, Manuel Rosales quien en un momento determinado sembró muchos, pero muchos árboles y la ciudad recobró su verdor. Los otros, ni gobernadores ni alcaldes afrontan la arborización.
Pero hasta Rosales está frenado y poco hace por devolver un pulmón a la ciudad. Igual todos los alcaldes.
Según expertos la ciudad de Maracaibo debería tener de 25 a 30 metros cuadrados de áreas verdes por habitante para paliar un poco la ola del calor que hace estragos en la humanidad de los marabinos porque el astro rey es muy bonito para las canciones y eslogan, pero es causa un verdadero infierno en quienes vivimos acá.
Un infierno que se maximiza con el paupérrimo servicio eléctrico que nunca presta el gobierno nacional pero que intenta cobrar ahora en forma forzada a los residentes. Grave, grave la situación.
En estos tiempos en que las temperaturas promedio alcanzan fácilmente los 40 grados de sensación térmica a la sombra es dramático salir y no encontrar un árbol para cobijarse un poco en cualquier lugar a fin de soportar un golpe de calor que puede acabar con la vida de cualquiera.
Las emergencias de hospitales y clínicas colapsan con los pacientes que llegan con crisis hipertensivas por esta terrible ola de calor.
Grupos ambientalistas han advertido desde hace tiempo que el estado Zulia ha incrementado la emisión de gases de efecto invernadero y los pocos árboles que existen sobreviven entre la basura y la agresión de la gente.
Porque no queda otra que llamarlo así: es una agresión de los ciudadanos con esa excusa de que cualquier ladrón puede ocultarse detrás de una mata.
En fin, lamentablemente el ciudadano común no sabe la importancia que tiene un árbol y se ha convertido en su terrible y despiadado depredador.
La vegetación urbana es considerada un bien público y un pulmón vegetal para la comunidad que debería ser cuidadosa y mantenerla.
Es necesario crear conciencia en nuestros gobernantes y de la ciudadanía en general para la siembra y conservación de los pocos árboles que ya existen. O sencillamente apelar a la ley para obligar a la siembra de árboles en los frentes de las casas y de todo espacio público comunitario.
Para cualquier comentario:
@angelmontielp
.