Primero. El grupo palestino Hamás, asalta el territorio Israelí, asesina más de 1.200 personas inocentes, secuestra y hace rehenes a cientos de ciudadanos israelíes.
La derecha mundial lo condena y se guarda las razones históricas del conflicto palestino-israelí. El llamado "occidente" reacciona unido ante lo que considera un acto bárbaro, terrorista y criminal. Los más radicales cuestionan la existencia o reconocimiento al estado palestino.
Una izquierda se atreve, sin ninguna vergüenza, a justificar el crimen; otra, guarda silencio "ruidoso". Defienden un supuesto derecho palestino a asesinar. El Consejo de Seguridad de la ONU es ineficaz por los vetos de Rusia y China.
Segundo. El ejército de Israel en represalia invade con su ejército el territorio palestino de la Franja de Gaza, causando la muerte de más de 35 mil seres humanos civiles, entre niños y ancianos inocentes, provocando la literal destrucción de su infraestructura, hambre y sufrimiento atroz en la población.
La izquierda lo condena y se produce un rechazó mundial a lo que se considera un genocidio. Radicales plantean que el estado de Israel debe desaparecer.
Una derecha y el mundo "occidental" lo apoyan, lo justifican como la legítima defensa de Israel frente a la agresión de Hamás, otra guarda silencio o se limita hacer llamado al cese de las hostilidades. El Consejo de Seguridad de la ONU es ineficaz por el veto norteamericano.
Tercero. El consulado de IRÁN en Damasco, Siria, es objeto de un atentado terrorista, y mueren 14 oficiales del ejército. Irán señala al gobierno de Israel como el responsable de la acción criminal.
La izquierda lo condena, es evidente que es un acto terrorista contra territorio Iraní en otra nación (embajada). Clara violación de la ley internacional. Rusia condena la agresión.
La derecha y países aliados de Israel guardan silencio "ruidoso". Algunos radicales lo justifican en la lucha contra los movimientos armados del mundo árabe financiados por Irán.
Cuarto.
Irán, en represalia por lo ocurrido en Damasco, lanza un ataque aéreo de drones y misiles no balísticos hacia territorio de Israel, provocando daños en alguna infraestructura militar, sin perdidas de vidas humanas. Se crea tensión mundial.
La izquierda lo avala como acto de defensa de soberanía agredida, solicita solidaridad con Irán. Exigen que EEUU no intervenga. Se cuestiona el papel de la ONU.
El mundo occidental y sectores de derecha condenan a Irán, calificando su decisión militar como acto de guerra y agresión. Europa llama a reducir las tensiones, mientras EE. UU. anuncia apoyo "férreo" a Israel.
Pocas veces en el transcurrir de la historia mundial un largo conflicto, degenerado en crisis recurrentes, como el del Medio Oriente, y en particular la del conflicto palestino -judio, está vaciado de objetividad, impregnado del dogma ideológico que, sin pudor alguno, justifica la muerte, el sufrimiento y la destrucción que genera la guerra y el terrorismo de cualquiera de las partes.
No son solo los intereses geopolíticos y económicos de países y potencias militares los que atizan la ya larga e inhumana crisis en el Medio Oriente, verbigracia EE. UU., Inglaterra y Rusia como los grandes productores- vendedores de armas y pertrechos militares de todo tipo, así como el objetivo de controlar la producción petrolera; también una especie de prolongación de la guerra fría en la cual países o zonas geográficas son prisioneras de la disputa hegemónica entre Rusia y China, de una parte, y los EE. UU. y la OTAN, de la otra.
El cinismo de los dogmas cuasi religiosos desprecia la negociación y la paz, único camino para el reconocimiento pleno del derecho a existir Palestina como Estado-nación y su coexistencia pacífica con el estado de Israel.
Miles de millones de dólares, rublos y euros alimentan la maquinaría industrial de la guerra, armas cada vez más sofisticadas que destruyen pueblos, traen inmenso sufrimiento, respaldan el terrorismo y hieren de muerte la ansiada oportunidad para vivir en paz.
En lo personal, hace ya bastante tiempo rompí con el "sarampión" juvenil que desde la ideología permitía justificar los crímenes perpetrados en nombre de "la revolución".
Nos emancipamos de las verdades obligadas que liquidan la búsqueda de la verdad desde la razón y el pensamiento crítico.
El dogmatismo es irreflexivo, intransigente, "conocimiento puro" según Kant, incapaz de cuestionar las falencias de sus hechos y objetos. El anticomunismo visceral y la justificación reverencial de la desigualdad originada en las fallas del mercado, de un lado, y del otro, junto a la solidaridad con regímenes criminales, totalitarios y violadores de los DDHH, que utilizan el antiimperialismo como indignante coartada justificadora, son ejemplos vivientes de posturas de derechas e izquierdas en pleno siglo XXI.
El ejercicio de la libertad de pensamiento y de una cultura de izquierda radicalmente democrática, solo la concibo en la militancia del humanismo, única manera de defender la opción de la vida y la paz, es decir, la preservación de la civilización humana sin el miedo a la guerra y a la muerte.
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