Domingo 22 de diciembre de 2024
Opinión

De Interés: no tengo tiempo (María Elena Araujo Torres)

Con frecuencia escuchamos a varias personas justificarse con la excusa de que no tienen tiempo. No tienen tiempo para hacer…

De Interés: no tengo tiempo (María Elena Araujo Torres)
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Con frecuencia escuchamos a varias personas justificarse con la excusa de que no tienen tiempo. No tienen tiempo para hacer una llamada, contestar un mensaje, visitar a un familiar que lo requiere, hacer un favor importante para quien lo necesita. En fin, la lista es infinita.

Resulta que con las ocupaciones diarias, la mayoría de las personas trajinan desde o hasta antes de que salga el sol, hasta entrada la noche. Los días suelen iniciarse atendiendo a la familia, preparando los alimentos, arreglarse para salir, y de allí en adelante, resolver las situaciones pendientes en los oficios que se ocupen.

Nunca tenemos tiempo. A menos que nos interese. Porque si es alguna situación que nos favorezca, nos beneficie o que queramos lograr, siempre tendremos tiempo para hacerlo. Y si no tenemos tiempo como decimos, lo sacamos, dejamos a un lado cualquier ocupación por brindarle tiempo a "eso".

Es cuestión de interés. El caso es que priorizamos las situaciones que creemos necesitar o que nos favorecen. Una manifestación de egoísmo solapado en la supuesta falta de tiempo.

Para tener tiempo hay que querer tenerlo, por muy ocupados que estemos, si queremos apoyar a alguna persona o contestar un simple mensaje, solo tenemos que querer hacerlo. Como decía una campaña publicitaria "querer es poder". El mundo no se va a acabar porque dediquemos algunos momentos a otras personas, aunque ese proceso no nos favorezca.

Pero si ocurre al revés, entonces arde Troya. A cuantas personas hemos escuchado lanzar improperios ante la falta de respuesta luego de tratar de comunicarse con algunas personas o solicitar algún apoyo que no llega de inmediato. Creemos que si merecemos respuestas inmediatas pero no nos ponemos en el lugar de otras personas que han necesitado de nuestras respuestas en un momento dado y sencillamente las relegamos, porque no las consideramos prioritarias.

Cuando consideremos importante a todas las personas que nos rodean, no porque tengan prosperidad económica, cargos relevantes o profesiones que nos beneficien, a partir de ese momento iniciamos el proceso de solidaridad y amor que hacen más ligera cualquier carga. Cuando entendamos que todos formamos parte de una red infinita de humanidad que nos hace más fuerte en la medida que nos apoyemos, en ese momento podríamos empezar entender el concepto verdadero de "ama a tu prójimo como a ti mismo". Amarnos y amar a todos, aunque parezca difícil, solo debemos tratar de entender que el tiempo está bajo nuestro control cuando de brindar atención a otros se trata, si así lo queremos. Para lo que sea de bien, por supuesto.

María Elena Araujo Torres

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