Para empezar, y que los humos no se le suban a la cabeza y lleguen hasta niveles estratosféricos, a la Inteligencia Artificial hay que bajarle las mayúsculas iniciales puesto que se trata simplemente de un nombre común de cosa como todos los nombres comunes de cosa. Así: inteligencia artificial. De esta manera evitamos que se nos transforme en un dios del Olimpo y terminemos creyendo que es una cosa del otro mundo, cuando se trata de una simple herramienta basada en una compleja y poderosa base de datos cuya magnitud depende del propietario de ella y de quienes la manipulan.
Por otra parte, inteligencia, según la RAE, es la “capacidad de entender o comprender”, y artificial “lo hecho por mano del hombre o falso”. Es decir, o se es inteligente o se es artificial. Es como hablar con un corozo en la boca y pretender que se nos entienda, sabiendo que corozo en la boca y habla son incompatibles.
Pero ¿por qué le pusieron ese nombre tan impropio? Por la misma razón por lo que estamos pasando lo que estamos pasando: Todo está aconteciendo de una manera tan veloz que no nos está quedando tiempo para analizar lo que nos tiren. En consecuencia, más fácil es hacer como nos lo relata Hans Christian Andersen en El rey desnudo:
Los interesados sastres regaron la voz de que el Rey llevaba tremendo vestido hecho por ellos, cuando en realidad estaba en pelotas, y la gente repetía: “¡Tremenda pinta!”. “¡Tremenda pinta!”. “¡Tremenda pinta!”. Hasta que llegó un niño y gritó: “¡Al Rey se le ven las bolas!”, y todo el mundo despertó.
Aquí y ahora se repite y repite: “¡Qué molleja de arrecha es la inteligencia artificial, que hasta al Papa lo puso a bailar reguetón!”. Y la susodicha pa’lante. Y los muchachos bailando en un solo pie, sobre todo cuando les hace la tarea sin sacrificar una sola neurona (¡Claro!, las necesitan pa’ entender a Bad Bunny, Shakira, Daddy Yankee , Jay-Z).
Pero volviendo al motivo de este trabajo, lo lingüístico-ortográfico-semántico, ¿y qué nombre le pondremos a la inteligencia artificial matarilerileró? Le pondremos, desde mi punto de vista, inteligencia informatizada, puesto que el hombre y su mente les dan una orden a las computadoras y éstas mediante sus softwars emiten la respuesta que aquél le está solicitando. ¿Y por qué no inteligencia informática? -se me retrucará-, y respondo: Porque en este caso le estaríamos dando protagonismo a las máquinas, es decir, que las inteligentes son ellas.
Humberto Chacín Fuenmayor
Noticia al Día