El ingeniero zuliano Marcias Martínez es una de las voces más respetadas en materia energética en Venezuela y América Latina, con una trayectoria rica en aportes en el ámbito docente y en el área gerencial y operativa, tanto en el sector público como privado.
Como experto, considera que en la riqueza gasífera de Venezuela puede estar la solución a algunas situaciones que nos aquejan como país, entre ellas la crisis eléctrica. Pero, en lugar de aprovechar ese potencial, en el oriente venezolano se están quemando actualmente dos mil millones de pies cúbicos de gas por día.
“Con esa energía bien utilizada, nosotros podríamos resolver en este momento los problemas energéticos del país. Si distribuyéramos todo ese gas, las tuberías estarían llenas, se emplearía el gas para generar la electricidad, por ejemplo”, explica.
Recientemente, Marcias Martínez fue invitado por el Centro de Estudios Zulianos José Domingo Rus, para dictar la conferencia Venezuela, Petróleo y Gas: Presencia y Trascendencia, en los espacios de la Biblioteca Pública del estado María Calcaño.
Hasta allá acudió el equipo de Noticia al Día para recoger las impresiones de este valor zuliano.
¿Quién es Marcias Martínez?
Notable alumno del liceo Baralt, donde recibió Medalla de Oro por sus logros académicos en el año 1956; egresado de la Universidad del Zulia, en 1961, como ingeniero de petróleo. Seis años después, Marcias Martínez culminó con éxito el máster en Ingeniería en la Universidad de Oklahoma, en Estados Unidos.
Dice que estudió dicha carrera por necesidad, porque quería ser diplomático. El haber sido el mejor alumno del liceo Baralt le abrió las puertas de la Shell, corporación que ofrecía becas de estudio a quienes cursaran Petróleo.
Entre sus muchos logros está el haber fundado los postgrados de Ingeniería de Petróleo y Gas en la Universidad del Zulia, en 1972 y haber sido director de la Unesco para Venezuela entre 1978 y 1982. Esto último permitió que los mejores profesores de los Estados Unidos dictaran clases en el postgrado de Ingeniería de LUZ.
"El país nunca se dio cuenta de ese detalle, aquellos académicos, grandes expertos, dictaron clases a mis guajiritos, aquí en Maracaibo”.
Diseño de redes de gas y asesor de grandes obras
Desde 1972 asesoró al consorcio Julius Berger-Norven, para conformar la infraestructura gasífera en la capital zuliana. Así mismo, en su ejercicio profesional, tuvo a su cargo el diseño de redes de gas de las urbanizaciones La Marina. El Portal, El Rosal, El Doral, en Maracaibo, por citar algunas.
También asumió el diseño de la red de gas de Bucaramanga y Medellín, en los ’80 y ’90. Por décadas ha brindado asesorías en Argentina, Colombia, Perú, Ecuador, México y Bolivia, haciendo gala de un agudo criterio profesional.
Asimismo, Marcias Martínez es reconocido por sus logros en el negocio del gas natural y sus productos y ha escrito 25 libros, de los cuales trece son objeto de consulta en universidades y empresas petroleras de Latinoamérica. Hasta la fecha se mantiene al frente de la firma Ingenieros Consultores Iconsa.
Fin de la bonanza
Desde su perspectiva, en los últimos veinte años se destruyó lo logrado en los años precedentes. De aquella bonanza petrolera que puso a Venezuela en el mapa mundial, queda poco.
En el año 2000, en Venezuela se producían tres millones seiscientos mil barriles diarios de petróleo. “Eso habla del progreso de Venezuela, de un país poderoso económicamente, con ciudades extraordinarias, universidades, las becas Gran Mariscal de Ayacucho, las petroquímicas y refinerías, todo eso fue desapareciendo”, recapitula el ingeniero Martínez.
En la actualidad, la industria nacional llega apenas a una producción de setecientos mil barriles de petróleo por día, el cual está destinado a países con los cuales Venezuela tiene compromisos. Entre tanto, el gas asociado a la extracción del llamado “oro negro” en su mayoría, o queda bajo tierra o es quemado, siendo esta una práctica inadecuada, pero permitida por el Gobierno.
Un recurso valioso pero desaprovechado
El ingeniero Marcias Martínez asegura que a través del tiempo el gas fue el hijo despreciado de la casa, no lo quería nadie porque no se podía vender. “Había que transportarlo por tuberías, lo cual era costoso y de difícil mantenimiento. La criogenia apareció en 1969 y permitió transportarlo por vía terrestre o marítima”.
“Es una fortuna tener gas, porque cuando llenas las tuberías, las madres tienen una energía barata en la casa, pueden cocinar y alimentar a los hijos con lo que ellas saben hacer”, dice.
Afirma que la necesidad fue introduciendo al gas, como fuente de energía, de forma progresiva, pero que solo aprovechamos una pequeña parte de sus beneficios y aplicaciones.
Es tal su importancia estratégica que hoy se libra un conflicto bélico en Europa, con Rusia y Ucrania a la cabeza, donde el elemento principal es un gasoducto. Mientras, aquí desperdiciamos ese recurso.
¿Qué falta por hacer?
Al Zulia le hace falta el gas que se desperdicia en el oriente del país, sería una alternativa frente a la problemática eléctrica que mantiene en jaque a la población. Pero, al menos por tubería, no podemos recibirlo.
“Entre las limitaciones está que el gasoducto se construyó hasta Barquisimeto, de allí se unió a Falcón. Hay vínculos de tubería con el Zulia, pero se dejó de construir la sección Barquisimeto-Maracaibo. Es preferible terminar de construirlo, para traer todo el gas que se está quemando hacia el Zulia”, apunta Marcias Martínez.
Agrega que, en muchos hogares, el gas doméstico se emplea para generar electricidad, a través de pequeñas plantas. “No lo podemos seguir haciendo de manera individualista, sino a gran escala, para que todos se beneficien”.
-¿Y qué hace falta, profesor?
-El primer paso es querer hacerlo.
No podemos bajar la guardia
“Cuando se quiere, se pueden hacer muchas cosas; lo primero que hemos destruido es la ética, los principios, y es lo más difícil de recuperar. La parte económica la vamos a resolver”, reflexiona el ingeniero Martínez.
Hace además un balance de la pérdida de talento humano en el país: “Teníamos ingenieros, pero se han ido de Venezuela siete millones de personas; botaron con un pito a gran cantidad de ingenieros calificados; cada una de esas personas costó una fortuna educarla, para manejar la industria petrolera y del gas natural. Fueron despedidos, pero en otros países fueron bien recibidos”.
Su invitación es clara: “Uno no puede bajar la guardia. Tenemos que recuperar la moral y volver a empezar”.
Aunque tiene casi ocho décadas de vida, Marcías Martínez se mantiene activo y vital. Le agrada compartir lo que sabe y siente un compromiso con las nuevas generaciones. Se emociona al hablar con orgullo de sus cuatro hijos: dos mujeres y dos hombres, profesionales exitosos en sus áreas.
Al consultarle sobre dónde transcurren sus actividades profesionales, dice que nunca ha dejado Maracaibo. En todos sus años de carrera este ha sido su centro vital, viaja cuando se requiere y regresa.
-Ingeniero, ¿desarrolla algún proyecto en estos momentos?
-Actualmente no tengo trabajo, pero soy el profesor más reconocido de América Latina, ¿cómo entiendes eso?
La conferencia está por iniciarse. Se despide cortésmente, agradeciendo la entrevista.
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F Reyes
Noticia al Día