La historia reseña la carta que le envió Napoleón Bonaparte a Josefina, la misiva de Cristóbal Colón a los Reyes Católicos, la de Mahatma Gandhi a Hitler, y una más contemporánea la de Donald Trump a Kim Jong-un y la de Frida Kahlo a Diego Rivera. Fueron escritas a puño y letra y consideradas hasta la fecha una de las más famosas de la historia, cada una con su esencia, su protagonismo que en la actualidad dentro del Whatsapp y de la respuesta instantánea, no tendrían cabida.
Para el escritor Sebag esas cartas de amor son inolvidables. Son misivas donde se siente un lenguaje maravilloso de los que están enamorados con sentimientos únicos que no se reflejan cuando hoy en día se envían mensajes de texto. Entre sus favoritas se halla, por ejemplo, la que el enamoradizo Napoleón Bonaparte envió a Josefina mientras le era infiel.
En los tiempos cuando se acercaba el 14 de febrero, unas cinco décadas atrás, la comunicación era boca boca, personal, regalos, tarjetas con motivos de amor, cartas expresando el afecto, cariño, que se guardaba como un tesoro, incluso hasta cuando se terminaba la relación y con el tiempo se mostraba a los hijos.
Las misivas recorrían miles de kilómetros para llegar a sus destinatarios. A este medio de comunicación le siguió el telegrama, modalidad que se convirtió en la forma más fácil de comunicarse, ya que a pesar de que existía el teléfono, muchas veces una llamada a Caracas desde cualquier punto podía tardar hasta tres días., mientras que un telegrama era entregado en cuestión de minutos.
Se elaboraban con mensajes en clave morse, los radiotelegramas transmitidos a partir de las señales hertzianas y el sistema tradicional de cartas. La primera oficina de correo estuvo ubicada en la plaza Baralt en el casco central de Maracaibo.
Pertrechados de pluma, papel y tinta, los hombres y mujeres de entonces redactaban sus mensajes de amor en sus misivas de todo tipo. Era el único medio de comunicación entre personas separadas por el trabajo, la enfermedad, la distancia.
Siempre fue una forma de expresar los sentimientos hacia otra persona, un testigo mudo que fortalecía el vínculo entre los enamorados. Esto quedó atrás, se rompieron las últimas correspondencias dando paso a los correos electrónicos, mensajes de texto y demás redes sociales.
De la carta al mensaje de texto
A medida que la tecnología va en progreso, inevitablemente evolucionamos junto con ella. ¿Qué hace el correo electrónico o los mensajes de texto por los personajes? ¿Ayuda o perjudica sus posibilidades de encontrar el amor? ¿Les permite ser más honestos consigo mismos o engañar a los demás? Estas preguntas nos las hemos hecho siempre y hoy sabemos que después de todo, estas tecnologías juegan un papel importante en nuestra vida cotidiana aún con algunas desventajas.
En la era del correo electrónico y el WhatsApp es oportuno volver la vista atrás, a los siglos XVI y XVII, una época que también vivió una explosión sin precedentes de la comunicación personal por escrito. Las cartas desde luego, las más antiguas como la escritura, pero en la Edad Moderna, gracias a la extensión de la alfabetización, el desarrollo de la economía y el comercio y la mayor movilidad de las personas, su circulación ha aumentado de forma vertiginosa.
En la actualidad, el correo postal se ha visto reducido a la comunicación de negocios, el correo bancario, la burocracia y los trámites oficiales. Y es que, ¿Quién escribe ahora una carta a su amor, a familiares o amigos? A nivel personal, el correo electrónico ha sustituido casi por completo al correo postal.
Ya no hay que esperar a que llegue el cartero, simplemente hay que encender el ordenador, abrir el correo y ver la bandeja de entrada. Es sencillo y barato , un duro competidor. "Llegó carta de Néstor, que le dirá?
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