El odio se considera, en general, un sentimiento negativo, insano, moralmente reprobable. No está bien odiar. El odio corroe el alma. Es una de las emociones más poderosas que puede sentir un ser humano porque tiene, por lo general, consecuencias devastadoras tanto para los individuos como para la sociedad en su conjunto y sin lugar a dudas es el sentimiento más destructivo de todos.
La reconocida columnista, Ingeniera de Sistemas con máster en Educación de la Universidad de Harvard, que escribe en varios periódicos y portales venezolanos, Carolina Jaimes Branger, analiza el interesante tema y dice que es muy difícil precisar el origen del odio.
Muchos expertos entre los que se incluyen psiquiatras, psicólogos y sociólogos, coinciden en que se origina en sentimientos de injusticia, impotencia o vulnerabilidad como el miedo, la ignorancia o experiencias dolorosas.
El mismo puede manifestarse de diversas formas que van desde el desprecio y el rechazo, hasta la violencia abierta. Comprender el odio y sus efectos destructivos es crucial para promover una cultura de paz y respeto, señala.
En un trabajo que publica Planeta de Libros, Branger asegura que, de un tiempo para acá se han alborotado las pasiones más bajas. Y cuando las personas se sienten amenazadas o marginadas, a menudo buscan un chivo expiatorio, lo que resulta en la deshumanización de otros.
Este proceso de deshumanización permite que los individuos justifiquen actitudes y comportamientos hostiles, a menudo basados en prejuicios o estereotipos, tal y como sucedió en la Alemania nazi, en la Camboya de Pol Pot o en la China de Mao.
El odio no solo afecta a quienes son objeto de la animosidad, sino también a quienes lo sienten. Y quizás, hasta dañan más hace a quienes lo sienten. Porque mantener vivos sentimientos de odio definitivamente genera un ciclo de estrés, ansiedad y depresión.
Con la llegada de las redes sociales y las plataformas en línea, el odio se ha propagado de nuevas y preocupantes maneras. En las plataformas hay hasta aplicaciones de “denuncias” que puede permitir que las personas expresen sentimientos falsos y hostiles sin temor a repercusiones.
Esto ha llevado al aumento del ciberacoso, discursos de odio y polarización social. La difusión de información errónea y teorías de conspiración también puede alimentar el odio, creando divisiones e injusticias aún más profundas en la sociedad, señala Branyer en su trabajo.
Consultamos a la psicóloga, Iraely Koussa, y dijo que el odio es un sentimiento de desprecio hacia alguien, pero lo han normalizado como odiar cualquier cosa sin ser así y obviamente odiar es tenerle mucho rencor a una persona o sea debió haber hecho algo muy mal como para sentir eso, explica.
Para la psicóloga Herasly Valbuena, este sentimiento va de la mano con las ideologías, traumas de infancia, ya sean conflictos personales del individuo hacia una situación, persona o cosa.
A su juicio, es un sentimiento negativo que muchas veces la persona experimenta de forma inconsciente y cuando logra gestionar sus emociones se da cuenta de este hecho. Entre las cosas que pueden alimentar el odio en una persona están el desconocimiento de algo o de alguien a quien se ataca, la envidia, desengaños, ruptura, duelo, podemos construir un país más armonioso y justo para todos sin odio, aseguran.
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