El reciente anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de castigar a Brasil con aranceles de 50 % a sus exportaciones hacia EE.UU., marca un nuevo capítulo de una tensión prolongada entre Washington y Brasilia.
En contraste con el primer mandato de Trump, cuando abundaron las coincidencias con su entonces homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, la relación con el actual líder del gigante suramericano, Luiz Inácio Lula da Silva, ha estado salpicada de numerosos cuestionamientos, tanto directos como a través de las redes sociales.
Aranceles y acusaciones contra Brasil
Así, en una carta enviada a su par brasileño, el republicano –aparte de notificar la imposición de nuevos gravámenes aduaneros, que entrarán en vigor el 1 de agosto–reiteró su repudio a la investigación judicial que se le sigue a Bolsonaro por su presunta relación con el intento de golpe de Estado en Brasil. De igual modo, reclamó por "cientos de secretas e ilegales órdenes de censura" contra redes sociales estadounidenses, lo que incluiría millones de dólares en multas.
Mientras tanto el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva convocó, el miércoles, una reunión de urgencia tras el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer un arancel de 50% a las importaciones brasileñas en represalia por el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro por golpismo, informaron fuentes oficiales.
El vicepresidente y ministro de Comercio, Geraldo Alckmin, así como los jefes de las carteras de Exteriores, Mauro Vieira; y Hacienda, Fernando Haddad. Entre otros, participan en el encuentro, que se celebra en el Palacio presidencial de Planalto, en Brasilia.
Según fuentes de la Presidencia, citadas por medios locales, el objetivo es discutir la forma en que el gobierno brasileño procederá ante el anuncio del líder republicano.
Según O Globo, «los ministros afirman que la medida de Trump será cuestionada por Brasil y señalan que Lula ya había indicado posibles represalias si el aumento de aranceles estadounidense afectaba al país».
Los asesores de Lula citan que, en abril, el presidente nombró la Ley de Reciprocidad. Autorizando a Brasil a adoptar medidas de represión comercial contra países que impongan sanciones unilaterales.
Desde que el republicano hizo los primeros anuncios de gravámenes, en abril pasado, Lula ha sido enfático en señalar que Brasil se reserva el derecho a actuar de forma recíproca. Con la aplicación de aranceles equivalentes a los productos estadounidenses, y que podría llevar el asunto a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
No obstante, el gobierno también ha insistido en las negociaciones, las cuales ha adelantado el vicepresidente Alckmin directamente con altos funcionarios del gobierno Trump.
Hasta ahora, sobre Brasil pesan un 10% de aranceles que Trump impuso a decenas de países. Y 25% que aplicó a las importaciones estadounidenses de acero y aluminio, dos sectores importantes para la industria brasileña.
Noticia al Día/RT