El sumergible de 6,5 metros de longitud que llevaba cinco personas, entre turistas y tripulación, dejó de comunicarse con su nave madre menos de dos horas después de haber comenzado el descenso, el domingo 18 de junio, para realizar una visita exploratoria a los restos del Titanic.
Desde ese momento se activaron los equipos de búsqueda y rastreo, en el norte del mar Atlántico, con la esperanza de rescatar con vida a sus tripulantes en una carrera contra el reloj; en ese instante contaban con 96 horas de oxígeno de emergencia, tiempo que ya se agotó y con ello las posibilidades de sobrevivencia de los ocupantes del Titán.
A bordo del sumergible está el multimillonario británico Hamish Harding y el empresario paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman, quienes también tienen ciudadanía británica, y que pagaron 250 mil dólares por cada puesto en la travesía.
Además de Stockton Rush, director ejecutivo de OceanGate, compañía que opera el sumergible, y el buzo francés Paul-Henri Nargeolet, apodado como Señor Titanic por sus varias incursiones al naufragio.
Las conjeturas que se manejan es que la nave podría haber sufrido un problema eléctrico o de comunicaciones, lo que no le hubiera impedido subir a la superficie, y la otra es que el casco estuviera dañado, mientras tanto los rescatistas de varios países siguen sumados a la tarea de encontrar al Titán y a sus ocupantes.
Noticia al Día