En un análisis profundo del crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe, el Think Tank InSight Crime ha aplicado su método de evaluación a cinco grupos que han marcado pauta en las dinámicas delictivas de la región.
Las organizaciones evaluadas incluyen a la pandilla centroamericana Mara Salvatrucha (MS13), las bandas ecuatorianas Los Choneros y Los Lobos, el grupo carcelario venezolano Tren de Aragua, el imponente Cártel de Sinaloa en México y la guerrilla colombiana ELN.
El estudio tiene en cuenta variables como el dominio territorial, economías criminales, penetración del Estado, capacidad militar, estructura organizacional, jerarquía y alianzas criminales.
El Tren de Aragua
El Tren de Aragua de Venezuela emerge como un símbolo de terror en Suramérica. Aun cuando perdió su base de operaciones en el penal de Tocorón en Venezuela, este grupo ha extendido su influencia más allá de las fronteras venezolanas, explotando a migrantes y afianzándose en al menos 12 economías ilícitas en cinco países diferentes.
El líder del grupo, Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias Niño Guerrero, logró escapar de la prisión de Tocorón, en el estado de Aragua, su bastión histórico, tras ser advertido antes de la incursión. Esto marca un punto de inflexión en la lucha contra el crimen organizado en Venezuela y sus países vecinos, puesto que la presencia del Tren de Aragua se ha cimentado en el contexto del masivo éxodo venezolano, utilizando flujos migratorios para expandir su presencia en la región.
El grupo criminal surge inicialmente como una pandilla en la cárcel de Tocorón y se expande a un vasto portafolio criminal que incluye extorsión, secuestro, trata de personas, minería ilegal y tráfico de drogas a menor escala. Sus orígenes se atribuyen a un proyecto inconcluso de ferrocarril, pero Niño Guerrero lo transforma en una amenaza de características transnacionales.
El crecimiento del Tren de Aragua fue, en parte, fomentado por la política de ceder control de prisiones a líderes criminales conocidos como pranes. La influencia dentro de Tocorón permitió a la organización establecer infraestructuras inusuales en una prisión, como un zoológico y club nocturno.
Desde 2018, el grupo extendió su operativa a otros países, enfrentándose a organizaciones locales y regionales por el control de rutas de tráfico y rentas criminales. Utilizó la vulnerabilidad de los migrantes venezolanos para extorsionar, traficar y consolidar su presencia, llegando a amenazar la seguridad regional con una estructura jerárquica bien establecida.
Las operaciones transnacionales del Tren de Aragua han sido objeto de acciones de seguridad en Chile, Perú y Colombia desde 2022, con la detención de más de un centenar de presuntos miembros, mermando la presencia de la banda fuera de prisión. La captura de altos rangos, sin embargo, aún no se ha concretado, y se especula sobre la posible reubicación del Niño Guerrero y sus secuaces.
La banda conserva influencia en al menos cinco estados venezolanos: Carabobo, Sucre, Bolívar, Guárico y Lara, y sus células siguen operativas fuera de Venezuela, aun cuando disminuyen los ingresos del tráfico de migrantes hacia Suramérica debido a la nueva tendencia migratoria venezolana que busca rutas hacia Estados Unidos.
Este cambio en la dinámica migratoria lleva a los analistas a cuestionar si el Tren de Aragua podrá mantener su red en la región o si comenzará a declinar. Con el debilitamiento de su infraestructura y las crecientes operaciones de seguridad, muchos se preguntan si veremos un retorno a sus orígenes carcelarios o si, por el contrario, buscarán adaptarse y seguir influyendo en la criminalidad del continente suramericano.
Noticia al Día / Infobae