Mientras en el Vaticano y en todo el mundo católico hay un sentimiento de luto por la muerte, el pasado lunes, del papa Francisco, cuyos funerales tendrán lugar el próximo sábado, el caso del cardenal Angelo Becciu irrumpe en el cónclave que elegirá a su sucesor.

No se sabe cómo acabará este pulso, una decisión que deberá tomar el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, que es una de las autoridades del Vaticano durante la sede vacante.
Becciu, que durante siete años fue número tres de la Santa Sede, como sustituto de la secretaría de Estado, y llegó a ser un firme favorito a la sucesión de Francisco, simboliza bien el rastro de platos rotos y enemistades internas que ha sembrado el Papa argentino estos años, a base de ceses repentinos y arrebatos personales.
En este caso, además de que el cardenal defiende su inocencia y la sentencia está recurrida, se puede discutir canónicamente la decisión, porque únicamente se hizo público el cese con una nota de la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Despojado del cargo
El cardenal Becciu, en una impactante audiencia el 24 de septiembre de 2020, fue despojado por Francisco del cargo de prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y de los “derechos ligados al cardenalato”.
Así, conservó, por tanto, el título de cardenal, pero cesó en todo cargo en la Curia romana y perdió el derecho a entrar en un futuro cónclave.
Esta última sanción, sin embargo, está siendo ahora fuertemente desafiada por el propio Becciu, que, después de haber sido invitado a las Congregaciones Generales pre-cónclave como todos los demás cardenales, ahora expresa su plena intención de participar también en la votación para elegir al nuevo papa.
“Refiriéndose al último consistorio, el Papa reconoció intactas mis prerrogativas cardenalicias, ya que no hubo voluntad explícita de excluirme del cónclave ni solicitud de mi renuncia explícita por escrito”, dijo el cardenal Becciu en la Unione Sarda.
Deberán decidir
La congregación general de los cardenales, cuya primera sesión se reunió esta mañana, deberá decidir sobre la reivindicación de Becciu.
Pero no será fácil mantener bajo control la voluntad del cardenal, que, sin embargo, sigue manteniendo fervientemente su inocencia, así como el hecho de haber sido “indultado” por el Papa.
Y su presencia en el cónclave constituiría ciertamente un elemento desestabilizador, con posibles efectos movilizadores, en particular entre los sectores del Sacro Colegio más opositores a la línea de Bergoglio.
Escándalo
Becciu, como ex sustituto de Asuntos Generales, se vio involucrado en el escándalo de la compra por parte de la Santa Sede de un inmueble de lujo por 200 millones de euros en Londres, y en otras acusaciones sobre la gestión de los fondos de la Secretaría de Estado, como las enviadas a la Cooperativa Spes de Ozieri, dirigida por su hermano Antonino o incluso a la autodenominada experta en inteligencia Cecilia Marogna.
Unos cargos que le costaron una condena en primera instancia a cinco años y seis meses de prisión, mientras que la apelación está prevista para el próximo otoño.
Habría 136 electores en el cónclave
Con la participación de Becciu, el número de electores en el cónclave pasaría de 135 a 136, y habrá que ver quién tendrá el coraje y la fuerza de oponerse a la incursión del cardenal.
En un Sacro Colegio donde muchos cardenales, sobre todo los procedentes de las periferias extremas de la Iglesia, ni siquiera se conocen entre sí, serán decisivas para el equilibrio del Cónclave las Congregaciones Generales, en las que tejer conocimientos, hacer emerger personalidades y carismas, y formar posibles grupos.
Aunque entre los favoritos para el Trono de Pedro, a pesar de las reticencias personales, sigue estando el secretario de Estado de Bergoglio, Pietro Parolin, capaz de mediar y de tranquilizar tanto a los “progresistas” en la continuidad con Francisco, como a los “conservadores”.
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Noticia al Día/Con información de La Nación/El País