La Academia de Suecia anunció, en su cuenta en X, que la escritora coreana Han Kang ha ganado la edición 2024 del siempre polémico Premio Nobel de Literatura, “Por su intensa prosa poética que confronta traumas históricos y exponer la fragilidad de la vida humana”.
Noticia Al Día les proveerá de un fragmento, el comienzo, de la novela La Vegetariana:
“Antes de que mi mujer se hiciera vegetariana, nunca pensé que fuera una persona especial. Para ser franco, ni siquiera me atrajo cuando la vi por primera vez. No era ni muy alta ni muy baja, llevaba una melena, ni larga ni corta, tenía la piel seca y amarillenta, sus ojos eran pequeños, los pómulos algo prominentes, y vestía ropas sin color como si tuviera miedo de verse demasiado personal. Calzada con unos zapatos negros muy sencillos, se acercó a la mesa en la que yo estaba sentado con pasos que no eran ni rápidos ni lentos, ni enérgicos ni débiles".
"Si me casé con ella fue porque, así como no parecía tener ningún atractivo especial, tampoco parecía tener ningún defecto en particular. Su manera de ser, sobria y sin ninguna traza de frescura, ingenio o elegancia, me hacía sentir a mis anchas. No hacía falta que me mostrara culto para atraer su atención ni tenía que darme prisa para llegar a tiempo a nuestras citas. Tampoco había razón para que me sintiera menos cuando a solas me comparaba con los modelos que aparecían en los catálogos de moda masculina. Ni mi barriga, que había comenzado a abultar a partir de los veintitantos, ni mis delgados brazos y piernas, que no ganaban músculo a pesar de los esfuerzos que hacía ni siquiera mi pequeño pene, que era la causa de un secreto complejo de inferioridad, me preocupaban lo más mínimo cuando estaba con ella”.
Han Kang (Gwangju, 1970) ha iluminado hoy el cielo de Seúl, en donde ella enseña su oficio. La autora se trasladó a los diez años de su región natal a Seúl y estudió literatura coreana en la Universidad Yonsei.
Letralia, revista especializada, adelantó detalles: Debutó como poeta en 1993 con la publicación de cinco poemas en la revista Literatura y Sociedad. Su carrera como novelista comenzó en 1994 cuando ganó el concurso literario de primavera del periódico Seoul Shinmuncon Ancla roja.
Entre sus obras más conocidas se encuentran La vegetariana (2007), que le valió el Premio Internacional Man Booker en 2016, Human Acts (2014) y The White Book (2016). Ha recibido numerosos premios, incluyendo el Premio Yi Sang y el Premio de Literatura Coreana. Su novela más reciente, No me despido, recibió el premio Medicis en Francia en 2023 y el premio Émile Guimet en 2024. Han Kang es actualmente profesora en el Departamento de Escritura Creativa del Instituto de Artes de Seúl.
Como muy pocos esperaban este veredicto, oficializado por el secretario permanente de la Academia Sueca, Mats Malm, (Murakami y nuestros autores iberoamericanos habrán de esperar el próximo tren del importante Lauro), Noticia Al Día, a través de su colaborador especial, Alexis Blanco, les entrega, en exclusiva, otro fragmento, esta vez de la novela La Clase de Griego: “Borges le pidió a María Kodama que grabara en su lápida la frase «Él tomó su espada, y colocó el metal desnudo entre los dos». Kodama, la hermosa y joven mujer de ascendencia japonesa que fuera su secretaria, se casó con Borges cuando este tenía ochenta y siete años y compartió los últimos tres meses de la vida del escritor. Ella fue quien lo acompañó en su tránsito postrero, que acaeció en Ginebra, la ciudad donde el escritor pasó su infancia y donde deseaba ser enterrado.
Un crítico escribió en su libro que esa breve frase grabada en su lápida representaba «el filo acerado». Sostenía que esa imagen era la llave que permitía el acceso a la obra de Borges, que esa espada separaba la literatura realista anterior de la escritura borgiana. A mí, en cambio, me sonó más a una confesión personal y callada.
La breve frase es la cita de un antiguo poema épico nórdico. La primera y asimismo última vez que un hombre y una mujer pasaron juntos la noche, una espada colocada sobre el lecho separó a ambos hasta la madrugada. ¿Qué otra cosa pudo ser ese «filo acerado», sino la ceguera que aquejó a Borges en sus últimos años y lo aisló del mundo?”.
Noticia al Día/ Alexis Blanco