Los miembros enfrentados del cártel de fentanilo más temido del mundo, tambaleándose por la guerra interna y la represión de México y Estados Unidos, han forjado una alianza desesperada con una banda rival, amenazando con transformar el submundo criminal en decenas de países.
El Cártel de Sinaloa ha dirigido durante años un imperio global construido mediante alianzas con grupos delictivos y afiliados desde el continente americano hasta Nueva Zelanda, cosechando millones de dólares del contrabando de drogas como el fentanilo a un costo devastador, especialmente en Estados Unidos.
Pero el cártel lleva meses dividido por la violencia entre dos facciones principales, ya que México, presionado por el gobierno de Donald Trump, ha actuado agresivamente contra él.
En esa agitación, una facción del cártel dirigida por los hijos del narcotraficante conocido como El Chapo se ha aliado con un antiguo y poderoso adversario, el Cártel Jalisco Nueva Generación, según cuatro personas familiarizadas con el asunto. El arriesgado movimiento de los hijos de El Chapo podría acabar convirtiendo al cártel de Jalisco en el mayor narcotraficante del mundo, un cambio que podría redibujar las alianzas y las estructuras de poder en los mercados internacionales de la droga, según los analistas.
“Es como si la costa este de Estados Unidos se separara durante la Guerra Fría y tendiera la mano a la Unión Soviética”, dijo Vanda Felbab-Brown, experta en grupos armados no estatales de la Brookings Institution. “Esto tiene implicaciones globales sobre cómo se desarrollará el conflicto y cómo se reorganizarán los mercados criminales”.
Ambiciones globales
Aprovechar el músculo financiero, la experiencia en fentanilo y el alcance internacional de los hijos de El Chapo podría reforzar las ambiciones globales del cártel de Jalisco y ayudar a cimentar su dominio en México, dijo Eduardo Guerrero, analista de seguridad.
Guerrero lo comparó con incorporar a Lionel Messi al equipo de fútbol propio. Añadió que combinar ambas fuerzas significará tener una capacidad enorme de producción a nivel mundial.
Pero es probable que esta remodelación del mapa criminal de México desencadene varias guerras regionales importantes entre grupos rivales, añadió.
Agotando recursos y sufriendo bajas, los hijos del Chapo, llamados Los Chapitos, han pedido ayuda al cártel de Jalisco en los últimos meses, cediendo territorio a cambio de dinero y armas.
La alianza, descrita por dos operativos de alto nivel del Cártel de Sinaloa y dos personas en Estados Unidos con conocimiento del asunto, supone en sí misma un cambio radical. Los cárteles de Sinaloa y Jalisco habían librado durante años una sangrienta guerra territorial por todo México, aterrorizando a millones de personas en el proceso.
El giro en la guerra contra las drogas puso de relieve no solo la naturaleza traicionera del comercio de los cárteles, sino también cómo los traficantes se están adaptando a la agresiva presión del gobierno de Trump contra ellos. Estados Unidos ha presionado intensamente a México para que frene el flujo de fentanilo, y esos esfuerzos, combinados con las luchas internas de los cárteles, han acercado a dos adversarios criminales.
Con información The New York Times