En medio de la alegría de muchos por el asueto de Semana Santa, en una playa zuliana conocimos a Alcibíades y a Felicia, dos adultos mayores, cada uno lucha contra la pobreza y la indefensión desde su realidad y posibilidades.
Alcibíades Segundo González, oriundo del municipio Mara, tiene 68 años, vende ciruelas, mango o cualquier otra fruta de la temporada. Pese a su edad y de sobrevivir a la falta de un riñón, sabe que no puede detenerse. Nadie vela por su bienestar, más que él mismo.
Es viudo desde hace varios años; tuvo nueve hijos, pero no tiene noticias de ellos. Presume que se fueron del país.
Ni las pensiones, ni los bonos son suficientes para el sustento, así que varias veces por semana sale de una casita que le dieron "al cuido", en el sector Guareira, calle El Olvido, para comprar las frutas en Mercamara.
Luego las empaca y sale a venderlas. Del fruto de esta labor depende que Alcibíades pueda cubrir los gastos mínimos de alimentos y medicinas.
En esta Semana Santa recorre las playas de Mara, ofreciendo los paquetes de ciruela en un dólar. No falta quien le compre. No se irá a dormir con las manos vacías.
Si alguien desea ayudarlo, su cuenta de ahorro en BNC es: 0191 0192 46 1200025213, a nombre de Alcibíades Segundo González, cédula 5.851439. Para comunicarse y dejar mensajes: 0412 0793354 (Sr. Hércules).
Enfermedades y pobreza: ese es el pan de cada día de Felicia
Felicia Romero tiene más de siete décadas a cuestas y las necesidades que padece son incontables. Sufre de cataratas y en el cuello presenta ganglios inflamados. No cuenta con el debido seguimiento médico para estas patologías.
Su marido, Juan José Materano, tiene 80 años y se dedica a revisar en la basura, buscando algo útil o en buen estado.
Una de las mayores preocupaciones de la pareja es tener tres hijos y un nieto con necesidades especiales. Las pensiones que reciben son insignificantes ante tantos problemas.
Nersy Romero, una de las hijas, sufre de epilepsia y no recibe medicación; no hay para pagarla. Su hijo, José, salió de la casa hace dos días y no ha regresado. Les preocupa que algo malo le haya sucedido, pero tienen que salir a pedir a la calle, para comer algo, cualquier cosa.
Al saber que en las playas de Mara había bastantes temporadistas, acudieron hasta allá para pedir ayuda. Felicia viven con su familia en Santa Fe II, en el municipio San Francisco, pero se las ingeniaron para llegar. Cuando el hambre y la necesidad obligan, no importa recorrer distancias.
Quienes deseen ayudarlos, su dirección es: Barrio Santa Fe II, calle 4, casa 120, San Francisco. Para mensajes: 0412. 1333093 (Chana).
De fondo, la multitud sigue celebrando. Alcibíades y Felicia siguen cargando con sus penas y necesidades.
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F Reyes
Fotos: José López
Noticia al Día