Este miércoles 21 de diciembre, desde el hotel Tequendama, el Gobierno nacional y la Policía de Colombia entregaron detalles a Semana sobre la captura en Caracas, Venezuela de uno de los implicados en el crimen del fiscal paraguayo Marcelo Pecci.
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El director de la Policía, el general Henry Sanabria, dijo que Gabriel Carlos Luis Salinas Mendoza, no será traído a Colombia, sino que será procesado penalmente en Venezuela:
“Esta persona, según la información que tenemos, la información que tiene la Policía y la Fiscalía, sería partícipe de estos hechos como coautor porque transportó a la persona que transportó al asesino del fiscal Pecci. Será solicitado para que sea procesado por lesiones personales, llevadas a homicidio, tráfico de armas, y por supuesto, la coautoría frente a un hecho que, sin duda alguna, afecta la seguridad de Paraguay”.
Según el director de la Policía, la razón para no extraditarlo es porque todo el proceso se da en el marco de las normas internacionales y acuerdos, en esta materia, con Venezuela.
“Las autoridades competentes adelantan las coordinaciones correspondientes, a través de los mecanismos de cooperación judicial internacional, con el propósito de definir la situación jurídica del ciudadano venezolano”, se lee también en una comunicación de la institución.
En el expediente, ya fueron condenados por el homicidio del fiscal Pecci otros cuatro implicados: Eiverson Zabaleta, Wendre Still Scott, Cristian Camilo Monsalve y Marisol Londoño Bedoya.
De acuerdo a Semana se conoció que las autoridades, que están trabajando conjuntamente con la DEA, alistan nuevas órdenes de captura relacionadas con poderosos carteles de la mafia de Colombia, Brasil y especialmente de Paraguay y Uruguay.
La banda que cometió el crimen atroz, estaba compuesta por cinco personas; un venezolano de 31 años, que fue quien disparó a quemarropa los tres tiros con pistola nueve milímetros. Una mamá y su hijo fueron los campaneros encargados de seguir al fiscal Pecci y su esposa, Claudia Aguilera. Otro más manejaba la moto acuática y, el último, era el jefe y el encargado de conducir el carro que los esperaba a pocos metros de la playa, en el cual emprendieron la huida.
Con información de Semana