Sábado 09 de noviembre de 2024
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Evangelio de este domingo 2 de julio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,37-42): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a…

Evangelio de este domingo 2 de julio
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Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,37-42):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro».

Reflexión del Evangelio

El pasaje del Evangelio según San Mateo (10,37-42) nos presenta un mensaje de Jesús que invita a la reflexión y a la acción. En este pasaje, Jesús nos habla de la necesidad de ponerlo a él en el centro de nuestra vida, incluso por encima de nuestros seres queridos. Esto puede resultar difícil de entender y aceptar, pero es una enseñanza importante que nos invita a poner nuestra confianza en Dios por encima de todo.

Además, Jesús nos recuerda que debemos estar dispuestos a cargar nuestra propia cruz y seguirlo en todo momento, incluso en los momentos más difíciles de nuestra vida. Esta invitación a seguir a Jesús no solo se refiere a los momentos de felicidad y plenitud, sino también a las situaciones de dolor y sufrimiento.

Asimismo, Jesús nos invita a ser generosos y a ayudar a aquellos que son más necesitados, a través de pequeños gestos que pueden marcar la diferencia en la vida de los demás, como ofrecer un vaso de agua fresca. Al hacer esto, no sólo estamos ayudando a otros, sino que también estamos demostrando nuestro amor y respeto por Jesús.

En resumen, este pasaje del Evangelio nos invita a poner a Jesús en el centro de nuestra vida, a seguirlo en todo momento y a ayudar a los demás, especialmente a los más necesitados. Al hacerlo, encontraremos la verdadera felicidad y la recompensa de Dios.

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