La historia de la Virgen de Betania se encuentra directamente relacionada a una mujer venezolana llamada María Esperanza Medrano de Bianchini, quien desde muy niña vivió apariciones de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Virgen. Su aparición fue registrada el 25 de marzo de 1976 en la fiesta de la Anunciación, y fue presenciada únicamente por la vidente María Esperanza.
Su primera aparición fue sobre un gran árbol, en la ladera de una colina por la que desciende un arroyo, que al llegar a esta parte forma una pequeña cascada, de donde los peregrinos recogen y beben de esta agua a la cual se le atribuye propiedades milagrosas. Testigo única de esta aparición fue la señora María Esperanza Medrano de Bianchini.
Téstigos la santísima virgen aparece de forma celestial, “se hace visible de la nada… se materializa…” dicen algunos, pareciéndose mucho algunas veces a la Virgen de Lourdes, pero a veces también a la Virgen de la Medalla Milagrosa, a María Auxiliadora, a la Virgen del Pilar, a la de Coromoto y a otras muchas advocaciones conocidas.
Ella aparece de improviso, radiante de luz, acompañada la mayoría de las veces por un fuerte y exquisito perfume de rosas y otros fenómenos místicos, como sonidos celestiales de cantos de corales “invisibles”, movimientos giratorios del sol, etc.
Más adelante, en varias apariciones, algunas otras personas fueron testigos. El sitio de estas apariciones fue una hacienda llamada Betania en el estado Miranda de Venezuela que luego se convertiría en Santuario y escenario religioso, místico y turístico de reconocimiento mundial.
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