El 16 de septiembre no es una fecha cualquiera para Yulimar Rojas, ya que es el día que ha marcado en desde hace dos años, cuando una grave lesión en el tendón de Aquiles de su pierna izquierda la obligó a detenerse. Ese día, será la clasificación del triple salto de los Mundiales de Tokio, donde la campeona olímpica volverá a competir, con la misma convicción que la llevó a lo más alto del podio.
Desde su triunfo en la Liga Diamante de Eugene en 2023, la caraqueña ha transitado un camino de recuperación exigente, lleno de baches físicos y emocionales. “Se ha hecho bastante largo, pero estoy con mucha ilusión”, confesó en entrevista con EFE.
Rojas sabe que el panorama competitivo ha cambiado. Nombres como Leyanis Pérez, Liadagmis Povea, Thea Lafond, Shanieka Ricketts y Jasmine Moore han aprovechado su ausencia para consolidarse. Pero lejos de intimidarla, eso la motiva: “Quiero llegar en buena condición física”, afirma con la mirada puesta en preservar su estatus.
Más allá de las medallas, cuatro títulos mundiales al aire libre, tres bajo techo, una corona olímpica, tres Ligas Diamante y unos Panamericanos, Yulimar valora el reconocimiento de sus compatriotas. “Me ilusiona que se hable de mí como ejemplo para la sociedad. En mi país siempre han estado pendientes y he recibido mucho amor y empatía”, dice con orgullo.
Su regreso es también un mensaje: el deporte venezolano sigue latiendo con fuerza, y Yulimar Rojas es su estandarte. El salto que dará en Tokio no será solo físico, será simbólico: el de una atleta que nunca dejó de creer.
Noticia al Día / EFE