El número uno del mundo y vigente campeón, el italiano Jannik Sinner, supo escapar del malestar físico, el calor en la pista y el empuje del danés Holger Rune, para no faltar a la cita de los cuartos de final del Abierto de Australia y prolongar su aspiración al éxito en el primer Grand Slam de la temporada.
El tenista transalpino sacó adelante un partido complicado, una situación difícil. En la pista, en el juego y en su propio físico, tocado, tal y como demostraron los evidentes temblores que sufrió en el segundo y el tercer set y que le llevaron a solicitar asistencia médica. Fue al vestuario el campeón a ser tratado. Al regresar recuperó su mejor versión y terminó por frustrar a Rune
Hasta ese momento, los primeros juegos del tercer set, el danés tenia contra las cuerdas al número uno del mundo que se defendía como podía de su malestar. «Ha sido partido muy duro muy difícil. Pero sabía que Rune había tenido partidos muy largos estos días y que lo podía acusar al final», dijo sobre la pista Sinner.
«Ha sido una mañana extraña. He tenido malestar. No he podido entrenar», dijo el vencedor en tres horas y cinco minutos sobre el partido.
Tuvo su ocasión Rune que, por momentos, recuperó el talante de ese jugador que en su día irrumpió en el circuito como un serio aspirante a la elite de la competición, que llegó al número cuatro del ránking y que fue considerado como uno más en la lucha por el trono del tenis mundial junto a Carlos Alcaraz y el propio Sinner.
Sinner tardó tres horas y cinco minutos en sellar su presencia en cuartos, donde se enfrentará al australiano Alex de Miñaur.
EFE
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