Li Tie, exseleccionador de China, está en prisión provisional por corrupción. El técnico de 46 años admitió haber pagado cerca de 400 mil euros para garantizarse el cargo, y haber amañado resultados cuando era entrenador de clubes.
“Lo lamento profundamente. Debería haber sido más pragmático y seguir el camino correcto”, declaró ante las cámaras con aire de arrepentimiento. “Hay ciertas cosas que, en aquella época, eran prácticas corrientes en el mundo del fútbol”, agregó.
Su confesión se emitió en un documental de la televisión pública CCTV el martes por la noche, como parte de una campaña de lucha contra la corrupción iniciada por el presidente Xi Jinping.
Li Tie, un sueño hecho realidad con base en sobornos
Li Tie fue nombrado seleccionador de China en enero de 2020, para suceder al italiano Marcello Lippi. El exfutbolista del Everton inglés dijo que cumplía “uno de los mayores sueños” de su vida.
Pero para lograrlo, tuvo que recurrir a los sobornos. Según admitió, pidió al club que entrenaba entonces, el Wuhan Zall, que intercediera en su favor ante la Federación China de Fútbol (CFA), prometiendo devolver el favor una vez nombrado.
Li explicó que pagó dos millones de yuanes (255 mil euros) al entonces presidente de la CFA, Chen Xuyuan, y otro millón al secretario general del organismo. A cambio, consiguió el puesto de seleccionador.
Li Tie, un fracaso deportivo y moral
Li Tie no pudo clasificar a China para el Mundial de Qatar-2022 y fue cesado en diciembre de 2021. Poco después, las autoridades de lucha anticorrupción comenzaron a investigar, lo que condujo a la caída de una decena de altos dirigentes del fútbol chino, entre ellos el expatrón Chen Xuyuan.
Chen, inculpado por corrupción en septiembre pasado, reconoció en el documental haber recibido importantes cantidades de dinero de actores del fútbol por interceder en favor de sus intereses. “Quiero pedir disculpas a todos los aficionados del fútbol en China”, dijo.
Li Tie también se disculpó, pero su imagen quedó manchada por el escándalo. Su caso es un ejemplo más de las corruptelas que invaden el fútbol chino y contra las que Pekín dice luchar.
China ambiciona tener una selección competitiva de fútbol, pero sigue anclada en el puesto 79 de la clasificación Fifa, el mismo nivel que hace una década, y solo participó en un Mundial, en 2002.
