El Papa León XIV compartió una reflexión sobre la importancia de la gratitud como virtud esencial en la vida cristiana y en la convivencia humana. Según el Pontífice, la ingratitud no es un hecho aislado ni una simple falta de reconocimiento, sino una “ceguera del alma” que impide valorar los gestos de amor, apoyo y solidaridad.
“Hay quienes reciben una palabra y la convierten en un tesoro eterno, mientras otros, después de años de apoyo incondicional, solo reconocen lo recibido cuando ya no lo tienen”, expresó el Santo Padre en su mensaje.
El Papa enfatizó que la gratitud abre el corazón a las bendiciones divinas, mientras que la indiferencia y el desprecio por lo pequeño cierran las puertas a lo que Dios quiere conceder. “Quien desprecia lo pequeño nunca será digno de lo grande que Dios quiere dar”, afirmó.
De igual manera, exhortó a no desgastarse intentando llenar vacíos que nunca se sacian, porque la ingratitud, señaló, “es un abismo que consume nuestras fuerzas y apaga nuestras intenciones más nobles”.
En su reflexión, el Pontífice invitó a ser sabios al elegir nuestras compañías: “Permanece con quienes no te sueltan en la tormenta, porque ellos son enviados por Dios para levantarte y celebrar contigo la victoria”.
Finalmente, recordó que la gratitud no se mide por la magnitud de los favores recibidos, sino por la capacidad de reconocer y valorar lo que otros hacen por nosotros. “Amar y entregarse nunca debería ser en vano, pero solo los corazones agradecidos saben transformar esos gestos en esperanza compartida”.
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Kelly Nava/ Pasante
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