¿Qué es lo que el Lago de Maracaibo desea contarnos. Será acaso que el murmullo generado por el chocar de las aguas contra la orilla esconde un mensaje que no deseamos escuchar? El Lago, que es testigo pasivo de la vida del marabino, permanece siempre expectante con el pasar del tiempo.
Entrelazado directamente con la vida, el Lago se convierte en símbolo de una conexión profunda con el núcleo de la vida, donde el hombre se refugia de las inclemencias de la cotidianidad, un escape del afán diario. Como buen padre, el Lago permanece a la espera de la llegada de sus hijos, recibiéndolos con el silencio que se interrumpe por el murmullo de las olas.

En dualidad, el Lago se halla entre la pena y el gozo al recibir a quienes se refugian en sus costas, fúrico ante aquellos que atentan contra su ecosistema y quienes vierten sus esperanzas en la calma de sus riberas en busca de una conexión con lo natural.
Lee también: San Vicente de Paúl y sus misioneros en Venezuela: cuatro siglos de fe que abrazan a los más necesitados
Fundido con la naturaleza, el Lago se integra con la brisa que mueve los árboles en conjunto con el canto de los pájaros, convirtiéndose en confidente de los pecadores, musa de los poetas y el mejor terapeuta para quienes desean ahogar sus penas en el oleaje.

Testigo de la vida
El Lago, que comparte la edad de la tierra, pero con un pulso zuliano, se vuelve fuente de entretenimiento para los niños que se sumergen en sus aguas, alimento para quienes se adentran en su inmensidad y tumba para los caídos, siendo espectador de la vida y la muerte.
Desde el nacimiento de los niños, su crecimiento y primer amor, el lago forma parte de la vida de quienes lo visitan, guardando miles de historias en su interior, historias que permanecen vivas en los susurros que interrumpen el silencio.

La estela de los barcos y los pájaros posados en los pilotes, los lentos pasos de los buques y el horizonte que se funde con la marea, forman parte del Lago de Maracaibo, que se convierte en el refugio de aquellos que buscan su compañía.
Y es que el Lago es sinónimo de zulianidad porque, como dijo Alí Primera, “Sin lago no hay puerto, ni gente de Maracaibo”.
Reyhans Quiroz/Pasante
Fotos y videos: Willberth Marval
Noticia al Día