38 días tardaron en cruzar el estrecho de Este a Oeste, en recorrer sus 565 km
La expedición de Fernando de Magallanes (1520-1522) es celebrada como la primera circunnavegación del globo: el estrecho que él descubrió se bautizó con su nombre. Pocos fueron los que lograron repetir esta hazaña en los años siguientes, entre ellos García Jofré de Loaysa (1525) y Joao Afonso (1527); varios otros fracasaron en el intento, generalmente debido a mal tiempo. Encontrar la boca del Estrecho desde el Pacífico al Atlántico era, si se analiza, una tarea aún más ardua y se sabe sólo de un par de expediciones de la época que lo intentaron.
Penetraron el 21 de octubre de 1520. Fue el gran descubrimiento, el que les iba a permitir pasar del océano que ya conocían, el Atlántico, hasta ese nuevo océano que Magallanes bautizaría como Pacífico. El portugués intuía la existencia de este paso de mar y no cejó en su empeño hasta encontrarlo. Desde que arribaron a Brasil en diciembre de 1519, había ido navegando hacia el Sur asomándose y explorando las distintas entradas de mar que iba encontrando. Al final, casi un año después, encontró el laberíntico estrecho que unía los dos océanos y que iba a permitirle por fin llegar a las Molucas.
El hallazgo del estrecho fue una gran noticia para la tripulación, pero su navegación fue muy difícil. Se encontraron un paisaje triste, gélido, con una pobre vegetación salpicada de rocas áridas y peladas. Al poco de penetrar, hallaron que el estrecho se dividía en dos canales. Magallanes mandó a la nao Victoria y a la San Antonio por uno de ellos para que lo exploraran, y él prosiguió por el otro canal con la Trinidad y la Concepción. Quedaron en volver a reunirse pocos días después en el mismo lugar. La Victoría volvió, pero la San Antonio, que había ido más lejos, regresó más tarde y no halló a las otras tres naos en el punto de reunión. Aprovechó la ocasión para desertar y volver a España. Quedaron así solo tres naos en la expedición. Esta traición privaba a Magallanes de su buque de mayor porte y de una abundante provisión de víveres.
Cuenta Pigafetta en su diario de viaje que al navegar el estrecho contemplaron en las orillas grandes fogatas que desprendían mucho humo, y que por eso bautizaron el lugar con el nombre de Tierra de Fuegos. Las fogatas las habían prendido los aborígenes que habitaban aquellas riberas. Las avivaban para hacer sus rituales mágicos, y para ello se valían de la cantidad inmensa de gas natural que emanaba en esa zona.
El 28 de noviembre de 1520 las tres naves desembocaron por fin en el Pacífico. Un nuevo océano se abría por primera vez ante ellos. No conocían su extensión, no aparecía en los mapas de la época. Aquel día comenzó una de las etapas de navegación más duras de aquella aventura, pues el recién descubierto mar resultaría tener un tamaño mucho mayor de lo que esperaban.
Con información de Wikipedia