Cada 27 de junio se celebra en Venezuela el Día del Periodista, en homenaje a la publicación del primer número de El Correo del Orinoco en 1818, fundado por Simón Bolívar. Más allá de la efeméride, es una oportunidad para reconocer la constancia, la mística y la pasión con que periodistas en todo el país cuentan las historias de nuestra gente.
En este día tan especial, las redacciones se llenan de saludos, mensajes y, cómo no, tazas de café bien cargadas. Porque sin café no se investiga, no se redacta y mucho menos se llega al cierre. El café es más que combustible: es el hilo conductor entre ideas, discusiones editoriales y carcajadas a mitad de jornada.
Y como parte de esa complicidad entre colegas, hoy también se recuerda con humor que no se permiten caliches. Esa frase que suena en voz alta entre escritorios y grabadoras, cargada de burla sana, mamadera de gallo y cariño por el oficio. Porque sabemos que un buen periodista se esmera por encontrar el enfoque distinto, la palabra justa, el ángulo inesperado. Aunque al final… siempre se cuele uno que otro calichito y nos lo celebremos entre risas.
Más allá de jefaturas, géneros o plataformas, el periodismo venezolano sigue respirando vocación. Escribimos en medio de circunstancias diversas, pero con el mismo propósito: que lo que se cuenta tenga sentido, que llegue, que conmueva.
Hoy, más que nunca, que vivan las buenas historias, el compañerismo, el espíritu de equipo… y sí, el humor que nos salva en la sala de redacción.
Feliz Día del Periodista.