Cada 30 de mayo, la Iglesia Católica y la nación francesa rinden homenaje a una de las figuras más extraordinarias y emblemáticas de la historia: Santa Juana de Arco, conocida universalmente como "la Doncella de Orleans", su vida, marcada por la fe inquebrantable y un coraje inigualable, continúa inspirando a millones.
La historia de Juana de Arco es, sin duda una de las más fascinantes. Siendo apenas una joven campesina, aseguró haber escuchado voces de santos entre ellos, san Miguel, santa Catalina y santa Margarita, que la instaban a cumplir una misión divina: liderar al ejército francés contra los invasores ingleses durante la crucial Guerra de los Cien Años.
Sorprendentemente esta joven, sin experiencia militar, logró convencer a los altos mandos y posteriormente, asegurar victorias decisivas que allanaron el camino para la coronación de Carlos VII como rey de Francia.
A pesar de sus triunfos, la fortuna de Juana cambió drásticamente. Fue capturada por sus enemigos, acusada de herejía y brujería en un juicio controvertido, y tristemente quemada viva en la hoguera en 1431, con tan solo 19 años.
Sin embargo su legado no terminó ahí. De hecho su inocencia fue reivindicada póstumamente, el juicio que la condenó fue revisado y declarado nulo en 1456.
Su figura no solo fue rehabilitada, sino que también su santidad fue reconocida formalmente. Fue beatificada en 1909 por el papa Pío X y finalmente, fue canonizada en 1920 por Benedicto XV.
Desde entonces Santa Juana de Arco no solo es venerada como santa patrona de Francia, sino que también se ha consolidado como un poderoso símbolo universal de valentía, fe y lucha inquebrantable por la justicia.
Texto: Bleidys Sanchez/ Pasante
Noticia al Día