Viernes 16 de mayo de 2025
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Me niego a colgar los “cordones” después de 49 años reparando calzados: "Loly”, el zapatero de la Plaza Baralt

Angel Villasmil, "Loly", es el último reparador de zapatos que queda en la Plaza Baralt, trabajo con el que ha logrado levantar a su familia.

Me niego a colgar los “cordones” después de 49 años reparando calzados:
Fotos y video: Xiomara Solano
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Con una temperatura superior a los 40 grados, Ángel Villasmil, conocido como "Loly", se abanica de vez en cuando con un trozo de cartón para mitigar el calor, mientras cose y pega los calzados que debe entregar en el día.

Sentado en una pequeña mesa, con todos los elementos y herramientas de trabajo, en pleno corazón del centro de Maracaibo, donde la historia y el comercio se entrelazan. Este remendón de calzados nos saluda, mostrando sus manos marcadas por las huellas del tiempo y las agujas, mudos testigos de una historia de pasión y dedicación.

Foto: Xiomara Solano

En una entrevista con Noticia al Día, "Loly" compartió parte de su trayectoria y las experiencias que ha vivido gracias a su oficio.

Foto: Xiomara Solano

“Levanté a mi familia, mis tres hijos, tres nietos y siete bisnietos”, contó "Loly", el zapatero de la Plaza Baralt, de 72 años, quien comenzó pegando "tapitas" a zapatos de mujer a los 22 años.

Hoy, lo buscan en la plaza por su experiencia. "Como en todo negocio, hay días buenos, regulares y otros que no son malos, sino "fallos", como él los llama, pero lo importante es trabajar y mantenerse activo. Así como un boxeador se niega a colgar los guantes y va hasta su última pelea, asímismo Angel Villasmil se niega a colagar los "cordones".

Foto: Xiomara Solano

“Todo lo que tenga que ver con reparación de calzado está en mis manos”, afirma. Explicó que, hoy en día, muchos jóvenes mandan a reparar sus deportivos porque, debido a su constante actividad, la goma se estropea con frecuencia y necesita reparación.

Foto: Xiomara Solano

Loly tiene 47 años en este oficio. Solo interrumpió su labor durante la gestión de un gobernador y un alacalde en 2017, quienes ordenaron el desalojo de todos los trabajadores de la plaza.

Foto: Xiomara Solano

“Me enfermé porque quedé en la calle, no sé hacer otra cosa. Pero el actual gobernador permitió que nosotros volvimos a trabajar a la Plaza y se lo agradecemos”, indicó, visiblemente conmovido al recordar ese episodio.

Pocos zapateros

Oficios como este siempre han sido un salvavidas a la hora de obtener un ingreso para cubrir las necesidades básicas, sobre todo en momentos de dificultades económicas.

Algunos de estos oficios han quedado relegados en el imaginario colectivo, a pesar de su utilidad y necesidad. Tal es el caso de los zapateros, que antes abundaban en el casco central de la ciudad, pero ahora escasean; Loly es el único en la Plaza Baralt, donde siempre hubo varios.

Loly se ha negado a "colgar los cordones", como él dice, y después de 49 años, sigue reparando todo tipo de calzado, incluyendo las "tapitas" de los zapatos femeninos de las mujeres que trabajan en el centro de la ciudad. Sus precios oscilan entre 2 y 10 dólares, dependiendo del daño del calzado.

Se sumergió en el mundo de la zapatería, aprendiendo los secretos de este oficio desde antes de los 22 años. Hoy, en la Plaza Baralt, frente al Convento, es un referente para quienes buscan restaurar sus calzados.

Su especialidad son los zapatos de caballero, pero sus habilidades le permiten reparar cualquier tipo de calzado, desde botas hasta delicados mocasines.

Noticia al Día

Fotos y video: Xiomara Solano

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