El cineasta Daynú Acosta estrenó, en la tarde del miércoles 27 de septiembre, tras tres años y medio de trabajo tenaz y solitario, una poderosa película documental inspirada en un profundo sentimiento de adscripción y pertenencia por esta ciudad, cuyo título, inspirado en un verso del poeta Udón Pérez, concita a un representativo grupo de ciudadanos que reflejan ese mismo sentido cívico.
El estreno transcurrió en el Teatro Baralt, en su 140mo. aniversario, escenario formidable para proyectar este acto de amor que dura 92 minutos, suficientes para que Daynú Acosta haya compartido un relato cálido y muy bien pensado por él a partir de un guión sólido y sin fisuras estéticas; por el contrario, la ciudad parece desbordar con su esplendor la gran pantalla. Pronto estará representando al Zulia, y a Venezuela, en importantes competiciones internacionales.
Daynú Acosta, con 18 años de experiencia como profesor universitario de la Unica y Urbe, en el área de la comunicación social, es productor audiovisual y locutor, propicia, desde y para la ciudad “el debate crítico y ciudadano, como punto de encuentro para la generación de soluciones”.
Las voces de este documental son protagonistas excepcionales, en tanto protagonistas directos del acontecer de la ciudad.
En este punto recordamos al maestro Andrei Tarkovsky: “El arte es un medio de alcanzar lo moral. Da a la gente la fuerza para abrir su alma al bien del que debe estar rodeada. El bien no puede ser sinónimo de nada negativo. El arte es moralidad, en su totalidad. Es imperativo que exista sólo en esta forma. Sino es así, no puede ser arte en absoluto…”.
Muy buenos antecedentes cinematográficos posee el género documental, tanto en la ciudad donde nació el cine, como en el resto del país, una palabra que debemos a John Grierson (1898-1972), quien sentó los principios fundamentales de este tipo de filmes, que debían mirar, observar y seleccionar los acontecimientos de la vida real, donde el actor debía ser original y la escena también, ya que era la forma de interpretar el mundo moderno.
Maracaibo mía responde a estos preceptos, recogidos por Bill Nichols en su clásico texto, Introducción al documental. Desde nuestra óptica particular, quisimos ampliar y compartir detalles con el respetable realizador zuliano.
-Cuente un poco su principio de partida… ¿Cómo surge el filme?; ¿Cuáles son los planes y proyectos para alentar su difusión y exhibición, tanto en Venezuela como en el exterior?
-Quise recrear la idea de ver cómo se nos diluia la ciudad entre las manos, cómo se nos iba tanta gente joven talentosa, como profesor universitario en Unica y Urbe, eso me afectó mucho; vivirlo cuesta arriba de mantener un minimo de calidad de vida, me hizo pensar que necesitábamos superar esa injusta situación, y claro que lo lograríamos, pero era necesario dejar testimonio de lo vivido para evitar cometer los mismos errores.
"En función de ello desarrollé tres ejes temáticos en el documental: 1. Cómo llegamos a ser una ciudad moderna, la segunda más importante del país; 2. El contraste del presente de supervivencia, donde pocos pudieron mantenerse, muchos tuvieron que irne; otros, simplente ya no están y 3. La tercera parte, ¿qué podemos hacer con lo que somos y tenemos, para salir adelante? Porque si algo caracteriza a la humanidad, y aún más a los maracuchos, es nuestra capacidad de reinventarnos y progresar".
-¿Quiénes fueron sus personajes entrevistados?
-Ángel Lombardi, exrector LUZ y Unica; Miguel Ángel Campos, sociólogo y escritor;
Andrés González Crespo, cónsul honorario de los Países Bajos; Ernesto Nones, arquitecto; Régulo Pachano, gerente cultural; Carlos Fernández Gallardo, presidente de Fedecámaras Nacional (2021-2023); François Galletti, presidente de la Cámara de Comercio de Maracaibo (2019-2023); Jesús Lombardi Boscán, director general del Teatro Baralt; Carlos Villarroel, empresario inmobiliario; Aurelio Picariello, empresario gastronómico; Enrique Ferrer, presidente de la Cámara de la Construcción Zulia (2019-2023); Ángel Rafael Lombardi Boscán, historiador y profesor universitario; Julio Schwartz, empresario gastronómico; Viviana Márquez, excoordinadora del Cine Club LUZ y actual secretaria de Cultura del estado Zulia; Yeissel Pérez, expresidente del centro de estudiantes de LUZ; Daniela Minorta, periodista, productora audiovisual; Ángel Bustillos, director musical de Yenyeré; Clímaco Cano, director del CIEM; Yésika Báez, periodista y emprendedora; Fernando Chumaceiro, primer alcalde electo de Maracaibo; David Gómez Gamboa, director general de la ONG Aula Abierta; Alejandro Fuenmayor, periodista; Erwin Bracho, del grupo musical Carángano; Ricardo Cepeda, maestro cantor gaitero; Douglas, un vecino de El Trébol; Braian Rangel, ciudadano; José Sánchez, obrero de LUZ, y Karelys López, asesor financiero.
-¿Podría referir la travesía que le condujo al estreno..?
-El documental se tenía previsto desde el 2019. En marzo de 2020, por no tener un presupuesto adecuado para convocar un equipo de producción técnico, y por razones de la cuarentena que dificultó todo, decidi iniciar la creación del guion y grabaciones. Aprendí edición de video y apliqué los conocimientos de cine y semiótica que impartia en clases. Dedicí iniciar con los recursos técnicos que tenía a la mano. Todo fue cubierto con mi propio capital. Fue un trabajo de tres años y medio. Posteriormente, en el 2022, se sumaron Daniela Minorta para aportar en la producción, Ángel Lombardi en la asesoría de contenido historico; Francisco Briones, quien limpió varios audios; las fotografías restauradas de Roberto Dimaso, Alí Rocca, Thaís Jessurum, Gaudy Márquez, Lina Dupuy y Astolfo Daniel Romero, hicieron valiosos aportes a la producción. Luis Cabrita, Jose Uzcátegui y Dírimo Bohórquez apoyaron las grabaciones de locución en estudio. Gracias a quienes creyeron. Gracias.
-¿Qué tal le fue con el respaldo institucional y económico para realizar Maracaibo mía?
-Tuve el apoyo de Fergus Walshe, y de la Fundación Belloso, quienes me alentaron y donaron libros valiosos para sustentar mi investigación sobre Maracaibo. El estreno del documental en el Teatro Baralt fue iniciativa de Jesús Lombardi. Le estoy muy agradecido por su confianza y apoyo. Ahora el documental participará en festivales internacionales, donde aspiramos tener una digna representación. Es un requisito de estos festivales que sea inédito, que no esté en internet ni distribuido por ninguna plataforma virtual o canales comerciales de difusión. Liego de este recorrido, aspiranos poder compartirlo en salas de cine y luego en internet.
-¿Cuáles son sus expectativas, tanto desde el punto de vista cinematográfico o artístico, como institucional, con respecto a la película? Es decir, ¿cuál sería su óptimo nivel de satisfacción en relación con el eventual impacto que genere su trabajo? Usted mismo, sin considerar su rol esencial como realizador, sino sólo como ciudadano, ¿con qué se sentiría satisfecho?
-Mi aspiración es que este primer documental motive la vinculacion ciudadana con la creación de propuestas conjuntas para superar nuestra realidad actual, que propicie la reflexión interna y colectiva. Bien decia Sócrates que solamente una vida autoexaminada merece ser vivida. Aspiro a que este granito de arena sea un aporte en la rivera del lago de nuestras posibilidades, parte de los grandes esfuerzos que mucha gente valiosa ya está haciendo por Maracaibo; aspiro a que todos reflexionen sobre su rol hacia su bienestar y el de la ciudad, porque todos somos importantes y valiosos para hacer de Maracaibo mía una Maracaibo nuestra, para ser otra vez, maracuchamente felices.
Alexis Blanco
(Imágenes por cortesía del Teatro Baralt y Daynú Acosta)