Miércoles 02 de octubre de 2024
Al Dia

LUZ DE ANNEL: Diario desde la imaginación y la vida

Annel del Mar Mejías Guiza tuvo a bien invitarme a su cátedra de Periodismo Cultural, en la facultad de Humanidades…

LUZ DE ANNEL: Diario desde la imaginación y la vida
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Annel del Mar Mejías Guiza tuvo a bien invitarme a su cátedra de Periodismo Cultural, en la facultad de Humanidades de la Universidad de los Andes. Sucedió el viernes pasado, cinco de mayo. Lo que a continuación intentaré contar tratará de condensar un espectro cuasi absoluto de temas y registros que compartí con estudiantes e invitados, unas 25 personas que acudieron, puntuales, a la cita de las nueve de la mañana en ese precioso campus de La Hechicera, donde, de alguna manera, sembré con sumo amor mi alma. La sesión transcurrió en el marco de un ejercicio lúdico, imaginación y saberes, del oficio periodístico. Nada más para comenzar tuve el atrevimiento de fundar, allí mismo y sin anestesia, pero con pleno respaldo poético de Shakespeare, Palomares, Kapuscinski y García Márquez, un periódico cultural y didascálico, artístico y recreativo, que se llamaría LA LUZ DE ANNEL…De eso fui a hablar por allá. De esto estoy ahora hablando por acá…

“El ciego exhibe sus ojos / y abre el ocaso con sus palabras / de donde ocultos los sonidos / vibran / y señalan con otras antorchas / las estrellas” (José Gregorio Vásquez)
La mamá, multiplicada y fecunda, de Sebastián y de Helena, los hijos del poeta director de la Escuela de Letras, cuyas palabras apareen citadas en el párrafo anterior, produjo esta visita a Mérida. Es decir, la familia Vásquez Mejías auspició mi presencia por tales importantes predios de la Academia merideña, la insondable ULA. He estado tan feliz que escribir esta crónica será para mí como si Waleker estuviese asistiéndome en esta tarea compleja de entretejer palabras y epistemes. Cito de nuevo al tocayo del eximio artista nuestro, Gotopo: “La señal profunda de la vida / estampa en el hondo papel / lejano de ese olvido / su última letra: / la más antigua conexión / con otra tierra prometida / Del cuerpo no queda nada…”. Transpólese, a placer y conveniencia, algún sentido derivado de estas líneas y entonces tendremos el capital poético suficiente como para fundar este diario de edición única, irrepetible y, seguro, intangible. Un periódico virtual, invisible, hecho a partir de los retazos de muchos otros periodismos, como si un nuevo traje del Arlequín intentáramos diseñar, construir, editar y entregar. Al final de todo el verbo DAR será la clave concisa, perfecta, nuestra sucesión Fibonacci de hechos que, por hechos, “No serán hechos otra vez” (TS Eliot).

El 29 de mayo de 2006, Ryszard Kapuściński, el maestro, concedió la que sería su última entrevista, al diario El Mundo, de España. Reportero de todas las guerras acaecidas durante el pasado siglo, declaraba: “Antes, el periodista cuando se iba a una guerra tenía libertad para moverse. Dependía mucho de su talento, de su validez. Ahora, como tenemos teléfonos móviles o Internet el jefe de redacción sabe mucho más lo que está pasando. El periodista destacado en un lugar sabe lo que ve, mientras que el jefe, que está en Madrid o Roma, tiene la información de varias fuentes. Al final, el periodista, en vez de llevar a cabo sus investigaciones, se dedica a confirmar lo que el jefe le pide desde la redacción. El sentido del trabajo ha cambiado mucho (…) Sí, yo estoy muy seguro de esto. (Para ser periodistas hay que ser una buena persona)…Nuestro trabajo depende mucho de otra gente. Es una obra colectiva. Nosotros sólo apuntamos voces y opiniones de la gente. Si nuestras fuentes no quieren hablar con nosotros, no conseguiremos información…”.

Concibo el periodismo como una acción poética realizada desde el verbo DAR. Si lo desean pongan en su máquina la canción Dar es Dar, de Fito Páez, y así tendremos una certera cortina musical para esta reseña de esa secuencia de ONCE PUNTOS que modularon esa sesión con estudiantes y periodistas. Gente como Domingo Briceño o Braulio Rojas habitarán estas secuencias de imágenes para un álbum que dará fe del nacimiento de LA LUZ DE ANNEL…

Aseveré que el término Periodismo Cultural me parece una jodida redundancia. Cultura es todo lo que nos concierne y así encontraremos confirmación en la sabiduría académica, desde el Claude Leví Strauss de Lo crudo y lo cocido, pasando por Mircea Eliade y los territorios de Lo sagrado y lo profano, hasta recalar en los ensayos de José Manuel Briceño Guerrero o de Ludovico Silva sobre la Cultura, resumida ésta mucho más allá del compendio del quehacer humano. No hay gestión hecha por personas, sea cual fuere su oficio, que de inmediato no se acrisole en el devenir. Periodismo Cultural es Anaida Larreal entrevistando a Yulimar Rojas, como también lo es Josué Carrillo inventariando la memoria colectiva de Maracaibo desde los archivos de Panorama y lo es Germán Novelli-Angrisano orando y explicando al orbe los caprichos y desastres de esta guerra cívica entrañada que azota al país. Periodismo Cultural son las imprecaciones colectivas de las familias cuando, ora en Mérida o Maracaibo, la compañía corta abruptamente la electricidad durante horas; y lo es esa constante interacción de las personas en las colas para adquirir gasolina que integran el escenario cotidiano en nuestra dos urbes transidas. Culturales son los chistes de Jairo y de Mario Prieto, y los pescados fritos de Michael Troconis en su restaurant dominical; orar, ora en la Basílica, ora en la Catedral de la antigua Ciudad de los Caballeros, es una acción cultural indispensable para este nuevo diario de la vida concurrente (Prats Sariol descubre en Trocadero los enigmas de Lezama Lima y eso vaya que es una intervención cultural digna de periódicos como el nuestro. LA LUZ DE ANNEL…

Antes hablé de DAR y DAR es AGRADECER…Menester es que mencione aquí a gente como Sonia Carpenito, Henry Bermúdez, Anwar Hasmy, Freddy Colina, Juan José Blanco, así como otras personas que habilitaron cauces de fe y respaldaron mi experiencia intelectual y artística en la ahora proclamada “Ciudad de los retos”.

Entonces, como antes les decía, nuestro periódico, en principio y, digamos, por antonomasia, no puede dejar un solo tema vinculado con la vida y mucho menos con la muerte, a menos que el sincretismo cultural, o, mejor, el Realismo Mágico, nos induzca a creer que aquí los muertos caminan (hay que publicar mucho sobre Pedro Páramo, de Juan Rulfo, sobre Las intermitencias de la muerte de Saramago, sobre el Libro Sagrado de Los Vedas o sobre las calacas pintadas por Posada o José Luis Cuevas en México así como las muertes insólitas de Rafaela Baroni).

¿Van siguiendo la volada? Siendo que todo en la vida es susceptible de condensarse en información (Chomsky, Barthes, Bauman o Miguel Ángel Campos, dixit) y que ella es asunto primordial en las salas de redacción, toda reunión matutina en un periódico o medio de comunicación, llámese, por ejemplo, The New York Times, The New Yorker, El Nacional, El Correo de los Andes, Frontera, La Pepa del Queso o LA LUZ DE ANNEL, habrá de retroalimentarse de esos tales asuntos de la vida corriente.

Pero este que fundamos en la ULA, el viernes pasado, LA LUZ DE ANNEL, es un periódico que sólo intentará comprometerse con la Cultura vinculada con los factores estéticos, como las llamadas bellas artes y otras tantas expresiones que se vinculan como tendencias en alza. Nos guste o no, los malayos influencers son parte de los procesos culturales de nuestro tiempo, como los tatuajes, las formas circenses y demás expresiones del transcurrir urbano, la moda, los grafittis y demás ideas que Avelina Lesper raspa y empaqueta, vía al olvido, como la generación VIP (Videoastas, Intalacionistas y Performancistas). Arte nuevo son las antiguas expresiones del dibujo manga o animé, las publicaciones de folletines popularizados en el filme Pulp Fiction de Tarantino o la violencia terrible desplegada por ese cineasta y por los coreanos que hicieron una mierda muy requerida llamada El juego del calamar. El periódico que nos incumbe inquirirá, desde Wall Street para abajo, porqué la plataforma Netflix anunció que invertirá 2.500 millones de morlacos para hacer tales bodrios.

Nuestro periódico no dudará en articular espacios para interactuar y mostrar las grandes películas (y las cagadas, también), ayudando a configurar generaciones de espectadores mucho más críticas y lúcidas. No será posible que, en Mérida, entre un universo de 25, siete alcen la mano admitiendo que desconocen quién coño es don Román Chalbaud. Eso sí que no: este periódico se elevará por sobre su constante intento de decirle a los lectores, a sus amigos invisibles, quien fue Uslar, y también quienes fueron José Ignacio Cabrujas, César Rengifo, Rodolfo Santana, Isaac Chocrón, Enrique León o Yazmina Jiménez para el teatro venezolano. Y hará un compendio histórico para que sus lectores sepan quienes fueron Alberto de Paz, Juana Sujo, Ugo Ulive o Carlos Giménez. El periódico entendido como una vastísimo taller autoCambridge nuestro, ergo, esta memoria nuestra, plena de héroes y de próceres, también de villanos y de coños de madre (esto último está citado de lo que el padre de Carlos Ilich Ramírez piensa acerca “del 99% de los periodistas”, jajaja).

Para ese momento en el cual LA LUZ DE ANNEL era un juego divino, colectivo y cargado de guiños pícaros y de complicidades inteligentes, nuestra carnal dilecta discípula de Jacquelinne Clarac de Briceño, la viuda de Jonuel Brigue, de quien su marido, JGV también es su más comprometido seguidor, el espíritu de don Simón Rodríguez, el maestro de El Libertador, rondaba nuestra cátedra hecha periodismo viviente. Estuvo allí, junto con nosotros. Dejó por un instante el complejo escultórico que preside, ahí en la plaza de Humanidades ULA, realizado por Adela Tarnawiecki, para acercarse a compartir conmigo unas citas de él mismo: “No hay interés donde no se estribe el fin de la acción. Lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende no interesa. Llamar, captar y fijar la atención, son las tres partes del arte de enseñar…”.

También pasó por el amanecer merideño, mi cómplice, William Burroughs, de quien olvidé ordenar a mi equipo reporteril de LA LUZ DE ANNEL, para que escribiese un trabajo sobre esos, sus, “Ocho consejos para escribir: 1. No seas original. No es necesario.2. Para escribir hay que leer.3. Escribir es crear imágenes. 4. El estilo es la capacidad de cada uno para elegir una palabra. 5. Tener paciencia ante la incomprensión. 6. Sin problemas, no hay historia. 7. Los best-sellers no son necesariamente malos.8. No te fíes de los consejos de otros escritores”.

Antes, durante la conferencia que hice, el miércoles tres, en la Cátedra Simón Bolívar de la ULA, había hablado sobre la absoluta vigencia de este oficio, y muy en contradicción con esa aseveración de Ignacio Ramonet en cuanto a que “La gente se pregunta a menudo sobre el papel que desempeñan los periodistas. No obstante, los periodistas están en vías de extinción”. ¡Sí, Luis..!…En este sentido lego a Kapuscinski la tarea de refutar al director de Le Monde Diplomatique: “La mayor satisfacción de un periodista es escribir todo lo que quiere, pero esto en ocasiones no está permitido. En estos casos el periodista debe calcular qué será mejor para el bien común, para la opinión pública y para la causa misma de la historia. Seguramente será que la información llegue, aunque reducida, al mayor número de lectores”.

Pienso, junto con Milagro Meleán, poeta de fina estrella, que, al igual que la poesía, el periodismo cultural está más vivo que nunca. No sólo porque a esta hora nuestros grandiosos músicos estarán, en distintos lugares del orbe, haciendo grandioso un arte que nunca morirá. Igual sucede con nuestros cineastas, empecinados en hacer realidad aquella legendaria frase de Francis Ford Coppola, “The art never die”, que escribiera en la pizarra de la Escuela Internacional de Cine San Antonio de los Baños, momentos antes de irse de Cuba, en plena madrugada, porque su hijo había fallecido trágicamente en USA.

Con esto expongo acerca del Destino, la Esperanza, la Fe y la convicción del conocimiento como esa gran cajita de producción de milagros que, sin duda alguna, sería nuestro periódico, LA LUZ DE ANNEL…Ahora mismo podría romper el vidrio y entrarles a “tubazos”: Carmelo Niño estará realizando un happening o cción poética donde pintará “in situ”, Bellas Artes, un cuadro que luego será dispuesto a disposición de quien quiera adquirirlo y contribuir con el Centro Ateneo de Maracaibo.

Este chorro de Milla de buenas noticias no se detiene aquí: de fuente superconfiable, el mismo maestro hermano artista, supimos que le había dado el Sí a Fabiana Pardi y a Yorman Ruiz, para que sea con una exposición suya que se reabra el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez…(Aquí les cedo espacio para que aplaudan muy fuerte, tal como mi puto corazón lo hace ahora mismo). Y en esa conversa con el artista, ya en Caracas y este reportero cultural, entonces en Mérida, me atreví a sugerirle que aprovechara todo ese magnífico espacio para que sus esculturas volaras, a placer. ¿Imaginan eso? El antiguo mercado lleno de objetos voladores, ese circo mágico, “sólo para locos, no para cualquiera”, de Niño, su circo magistral, ese de las Realidades Oníricas extendido hacia límites supremos.

¿Quieren más noticias frescas? Patricia Ortega está por llegar a Maracaibo para compartir diez días con los suy(e)s, jejeje. Una maravilla insoslayable. Aquí hablamos con Domingo Briceño, su condiscípulo, para que la ULA le extienda, quizás no en esta visita, sino en otra futura programable, los honores académicos institucionales que nuestra realizadora de Mamacruz merece. Soñar es parte del juego de esa clase abierta sobre la cual ya voy cerrando.

Quizás muy pocos recuerden a Nerio Méndez, pero su hija, Tanya, también llegará muy pronto, desde Alemania, para lanzar sus cenizas al lago, en una ceremonia en la que evocaremos el alma cívica de quien amó profundamente la cultura en todas sus acepciones y que forjó ese rasgo instintivo en su prole. La verdad es que me siento muy feliz de decirles sobre esto.

LA LUZ DE ANNEL será siempre un imaginario periódico libre e independiente, soberano, tan contumaz como conspicuo. Con asesores permanentes y con harta experiencia en leer periódicos, como la decana de Humanidades, Mary López y su esposo, un tipo comelibros extraordinario, de nombre cuasi maracucho, Diomedes Cordero, cuyas iluminaciones son torrentosas y prodigadas. De ningún modo, decía, nuestro bendito diario competirá con ningún otro medio de naturaleza semejante, ya que sus lemas aparacen contenidos, tanto en Las Cinco Condiciones del Pájaro Solitario, de San Juan de la Cruz (la primera, que se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía, aunque sea de su naturaleza; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene determinado color; la quinta, que canta suavemente); como por las Cinco Dificultades para decir la Verdad, de Bértolt Brecht (I. Valor de escribir la verdad; II. la sagacidad de reconocer la verdad; III. el arte de hacer a la verdad manejable como arma; IV. el juicio de escoger a las personas en cuyas manos la verdad se hace efectiva, y V. la maña de propagar la verdad entre muchos). Vaya Periodicazo fundamos ese viernes pasado, en Mérida. La ciudad de Ramón Rosales Duno, un médico tipo José Gregorio Hernández, de quien fungí como su lazarillo mientras intentaba aliviar un jodido dolor ciático.

La vaina de la cátedra abierta también la promoví como homenaje a Gabriel García Márquez, quien desde esas cumbres merideñas que tanto le recuerdan a la Bogotá de sus delirios, susurróme esto, su declaración de 1996, El Mejor Oficio del Mundo, donde declara el género literario, ese cable que te mantiene atado a tierra: “El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente…”.

Finalmente dispuse otro juego que mordía la cola, ouroboros de ésta, mi locura corriente (el secreto está en escribir en círculos y en capas): Ordené a mis reporteros que, para pagar mis honorarios que siempre son gratuitos, así como recompensar mis ingentes esfuerzos para no aburrirlos, se imaginaran que cada uno de ellos era poseedor de una fortuna incalculable y que desde allí podrían hacerme un regalo que, según cada uno de ellos, signara esa retribución, desde la imaginación, el buen humor, la inteligencia afectiva y el afecto como principios de trabajo periodístico.

Me ofrendaron cosas increíblemente hermosas, sensibles y profundas, conmovedoras e inolvidables.

Por ahora prefiero dejarlas ahí, en el espacio lúcido de mis afectos encofrados. La periodista, bioanalista y atleta, Adriana del Valle Márquez, se acercó más tarde con una cesta cargada de flores y, cual prestidigitador, saqué desde el fondo de la misma, para ofrendárselas a todos ustedes, esta maravilla: “Como cosa muy positiva veo yo el interés por la poesía, con las palabras por un lado y, de otro lado, el juego con la palabra, el juego verbal que ha aumentado, entonces el juego con la palabra disminuye las tensiones que nosotros llamaríamos reales pero que tienen algo de irreal creo yo para la gente, o por lo menos algo de no humano. Para un gran sector de la población venezolana lo que pasa en el acontecer político no es humano, es natural, natural catastrófico…(…) Venezuela es una amiba política, no tiene órganos separados de la política, la política se mete en todas las cosas, y lo que es peor, se mete en el pensamiento, en las reflexiones; entonces es como si fuera imposible pensar a Venezuela sin tener en primer plano la agitación política del momento, porque incluso el asunto se limita siempre a lo cotidiano. Me parece a mí que sería útil para Venezuela que se pudiera desviar la mirada del acontecer político inmediato para ver las más profundas circunstancias, cuestiones, porque hay una especie como de hipnosis producida por la situación política del momento, pero a medida que va cambiando esa situación también van cambiando las opiniones y hay una irradiación emocional de la política del momento, entonces ya no se puede hablar de nada sin hablar de la política inmediata…(…) Lo fundamental es la vida misma, sentir uno que la vida es bella, es plena. Con todas sus penalidades sin embargo es bello vivir y eso viene por un impulso completamente irracional del ser biológico…”.

LA LUZ DE ANNEL circulará siempre, como esta sangre en nuestros cuerpos, como esos ríos en las entrñas de la montaña, como esas solitarias playas donde Dios suele practicar la escritura sobre las arenas…Desde el corazón arderá siempre este fuego bendito, esta ilusión de creer que, lo que nos puebla, nos decanta. En eso anduve intentando ampliar en esa sala de redacción a cielo libre…

¡SALUD!

Fotos cortesía de Luis Trujillo

Por Alexis Blanco

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