Siempre han sido centro nervioso de las actividades del barrio, urbanización o sector popular y específicamente en Maracaibo el tendero siempre ha tenido una categoría tan igual como la del barbero, farmacéutico, mesonero u otra actividad y se le ha considerado y respetado. En esta tiendas se consigue de todo y a los más variados precios y siempre hay una cerca de la casa .
A pocos metros del hospital Chiquinquirá estuvo ubicada la bodega de diseño colonial llamada la VOC, uno de los sitios icónicos dejados por los piquetazos que acabaron con el viejo Saladillo, donde una masiva afluencia de maracuchos hacían acto de presencia los fines de semana cuando se convertía en el lugar de la tertulia entre cerveza y cerveza sin detenerse el resto de la actividad comercial.

Gaiteros, poetas y personajes de antaño se paseaban por las reconocidas tiendas, "Las Quince Letras" "El Cotúo", La VOC, El Miriñaque, Entra Manuel, Loco Lindo, Marazul, Cambuleto, fueron entre muchas otras, donde la gente compraba de todo, víveres, carnes, verduras, granos, refrescos, golosinas y cuanto producto que exhibían en estantes que se mantenían repletos. Después de la caída de la tarde estas tiendas se convertían en "bares" en donde los clientes conversaban entre cerveza y cerveza.

Las bodegas, abastos, pulperías o tiendas, como les dicen en Maracaibo, que durante años han sido parte de las zonas populares, han tenido que sortear las dificultades provocadas por la crisis económica en el país para negarse a desaparecer y los "mandaderos" reciben su ñapa nuevamente.

Muchas de las famosas tiendas fueron desapareciendo también con el soplo del progreso hacia tiempos atrás, hasta hace poco que nuevamente han proliferado y se ven los porches de las viviendas, los cuartos delanteros o garajes convertidos en tienditas con ventas de cualquier cosa.


Un sitio de encuentro
Todos los que acuden a diario a comprar se conocen y entablan conversaciones con temas de rutina. Son pequeños negocios, generalmente familiares, que satisfacen la demanda de lo que normalmente necesitan los habitantes del sector para el diario sustento y resolver los servicios de la cotidianidad.




Son los lugares de cita, aquello de que "nos vemos en la carnicería del Negro", las tertulias vespertinas o nocturnas entre los consumidores que acuden y en medio de sus compras sueltan cualquier brollo (comentario) sobre determinada persona, bueno o malo, que muchas veces es el tema principal cuando dicen: “Dejármelo fiao y te lo pago el 15”, o sea, "decime el brollo que yo no se lo digo a nadie".

Cualquier cosa se puede escuchar en el mostrador. "Esta mañana fui y decían que la hija de Emilia salió preñada y no la dejaban venir pa’ la tienda pa’ que no le vean la barriga".


Las expresiones tales como: "Yo después te cuento, te paso un mensaje", le dice una señora a otra. "¿Y vos no sabías que Tony se ganó una polla? Y la mujer lo botó porque llevaba cuatro días bebiendo con Morelia y no aparece", soltó otra vecina al llegar al mostrador y el tendero extrañado le responde: ¿Sí? "Se ganó como cuatro mil dólares y no le han vuelto a ver la cara y no le ha dado medio a ella (esposa).


Otro de los clientes suelta un comentario junto con llegar: "Ya debe estar limpio (sin dinero), porque él no tiene buen físico, parece un zancudo ‘e playa y andaba con una "prepago" que parecía sacada de revista porno. Eso es lo que dicen".

Sitio de quejas
Otros compradores rutinarios de las bodegas preguntan cuándo va a llegar agua por su casa y otros lanzan palabras obscenas por la falta de luz por su casa y los precios de los productos que no bajan.

. En las mañanas los mostradores full de vecinos y entre las interrogantes están cuándo van a entregar las bolsas CLAP y piden a Dios que entreguen los bonos de la Patria del mes. Este es el diálogo rutinario que se escucha diariamente.
"Te tengo el último", dijo una vecina en el abasto El Pelotal, y los que estaban ahí pararon las orejas. "Fijate, y que vieron a Moisés, el que trabaja en la barbería debajo del elevado, que estaba en una fiesta en una granja y cuando se ‘rascó’ se pintó y vistió de mujer y se le sentaba a los hombres en las piernas y bailaba como Juana la Cubana".

"Eso y que fue un escándalo porque siempre se le vio serio en su casa y con los compañeros de trabajo. Todo el mundo se reía de ver a la mujerona y le sacaban fotos y tomaban videos y fueron a llamar a la esposa ya en la madrugada y que lo sacó a golpes del sitio y gritaba: ‘Lo que me faltaba, pues, una vieja del otro lado en mi casa". Las noticias corrieron como pólvora.
La tecnología y la economía a todos los niveles, ha llegado hasta las pulperías y bodegas zulianas que ahora hasta las "ñapas" se las dan los vendedores a sus clientes a través de un pago móvil y si tiene que contarle algo en secreto, es decir, algún brollito, le dice: "Tranquilo, yo te lo paso un whatsap".

Noticia al Día
Fotos:Xiomara Solano+cortesía