Este plato emblemático de la Navidad venezolana tiene sus raíces en preparaciones precolombinas. Sus antecedentes se remontan a envoltorios de masa de maíz en hojas de plátano que los pueblos originarios denominaban "hayaco" o "iritari". La palabra "ayaca", de posible origen tupí, y la costumbre de envolver alimentos en hojas son técnicas ancestrales.

El encuentro de culturas consolidó la receta. Los colonizadores aportaron al guiso ingredientes como las aceitunas, alcaparras, pasas y diferentes tipos de carnes, además de la técnica de guisar.

La hallaca es la fusión perfecta de las tradiciones indígenas precolombinas con las influencias europeas (principalmente españolas) y africanas. Esta compleja mezcla se consolidó durante la época colonial y, con el tiempo, se transformó en un poderoso símbolo de identidad cultural y unión familiar.
El carácter distintivo del mestizaje
Las raíces indígenas se encuentran en la masa de maíz y en las bases del guiso, mientras que la carne de cerdo y otros ingredientes como las aceitunas, pasas y alcaparras son una clara herencia española. A esta base se han sumado, a lo largo de la historia, sabores y técnicas de otras oleadas migratorias.

La mayoría de los estudiosos del arte culinario sostienen que los platos navideños venezolanos son una manifestación palpable de la identidad nacional, donde ingredientes y técnicas de cocina de tres continentes se unieron a lo largo de la historia colonial y republicana para crear una tradición culinaria única y profundamente arraigada.
Un sabor inigualable
El sabor de este plato, infaltable en toda mesa navideña, es considerado único debido a la compleja combinación de ingredientes y la armonía entre sabores salados y dulces, aunque siempre existen variaciones regionales y familiares.
Su carácter distintivo proviene de un guiso elaborado con carnes y vegetales, sazonado meticulosamente con especias y realzado por ingredientes como alcaparras, aceitunas y pasas.

Se trata de un plato muy elaborado que condensa el mestizaje cultural venezolano: La masa de maíz coloreada con onoto (achiote), el guiso de múltiples carnes (res, cerdo, pollo) cocinado a fuego lento. Los adornos (pimentón, cebolla, aceitunas, pasas, y a veces almendras).
El perfil de sabor puede variar ligeramente según la región de Venezuela (andina, llanera, oriental, etc.) y crucialmente, según la receta familiar, lo que añade una capa de personalización y tradición que la hace única para cada persona.
La combinación específica de su masa, guiso, adornos y método de cocción, arraigada en la tradición navideña, resulta en un perfil de sabor que es universalmente reconocido como singular por quienes tienen el privilegio de probarla.
Noticia al Día/Anales Nutrición / Foto: Cortesía